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Fernando San Martín, Diana López, Lucio Ortiz e Iñaki Artetxe.
Yo viví la final del 84
RECUERDOS DE LA COPA

Yo viví la final del 84

Cuatro aficionados que acudieron al Bernabéu hace 31 años recuerdan el gol de Endika, la pelea al final del partido y, sobre todo, el triunfo que supuso el último título del Athletic

Jon Garay

Miércoles, 27 de mayo 2015, 23:08

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El 5 de mayo de 1984 es una fecha que divide en dos a la afición del Athletic. De un lado están los que todavía recuerdan a Endika marcando el gol de la victoria en la última final de la Copa del Rey ganada por los leones. De otro, los que tienen 40 años o menos, aquellos que o bien eran demasiado niños para acordarse o bien no habían nacido todavía. Solo gracias a Youtube pueden hablar de aquel partido. Lo que quieren estos es ser como sus mayores, poder decir que han vivido un título del Athletic. Tres veces se ha repetido la ocasión desde entonces -1985, 2009 y 2012- y no pudo ser. Esta de Barcelona podría ser la buena. Y de nuevo contra el Barça.

Dentro de los primeros, hay unos afortunados que ante la pregunta '¿dónde estabas el día que en el Athletic ganó su última Copa?' pueden responder 'en el Bernabéu'. Entre aquellos 40.000 hinchas que viajaron a Madrid están Fernando San Martín, Diana López, Lucio Ortiz e Iñaki Artetxe. Fernando era un niño por entonces y viajó, como muchos otros, con sus aitas en uno de los 400 autobuses que se fletaron para la ocasión. Me abracé con gente que no conocía, dice cuando se le recuerda aquel minuto 13 de alegría insuperable en el que la sorpresa en la alineación de Clemente, Endika, batía a Urruti. Diana expresó su alegría de una forma muy diferente. Tenía 16 años y simplemente rompió a llorar. Sentada en el suelo -hasta hace apenas unos años no se obligó a poner asientos en todas las localidades-, las lágrimas humedecían su cara ante la sorpresa de sus amigas. Fue impresionante, resume. Aunque quizás no tanto como el órdago que lanzó a su madre para ir al partido. O me dejas o me escapo, le soltó sin dudar. Se salió con la suya, claro, pese a que era la primera vez que salía de casa.

El hombre que organizó la marea rojiblanca

  • Manolo López era en 1984 el encargado del Áreal Norte de Viajes Ecuador. Hoy ya jubilado, él fue el responsable de fletar los 400 autobuses, 10 aviones y 3 trenes que transportaron a Madrid a buena parte de los 40.000 aficionados rojiblancos que apoyaron al Athletic en laquella inolvidable final. "No conozco nada que se parezca a la afición del Athletic", dice con conocimiento de causa. Y es que él mismo organizó el desplazamiento a París de la afición del Real Madrid a la final de la Copa de Europa de 1981. La cifra no pasó de 6.000.

  • Entre las anécdotas de aquellos días, recuerda con especial cariño a una peña de Bermeo que se alojó ¡en un convento! "Fueron cargados de comida y querían dejar allí lo que les iba a sobrar", añade. Además, en Burgos, habilitaron la carretera en un solo sentido para la ida y la vuelta de la caravana rojiblanca, y abrieron el peaje para que los autobuses pasaran sin detenerse. Sobre la celebración, no puede ser más claro "No quedó ni una gota de vino ni cerveza".

Lucio e Iñaki son amigos de toda la vida. El primero, a sus 65 años, está jubilado. Trabajó en Altos Hornos y pidió dos días de vacaciones para poder ir al partido, que, como el de este año, se jugaba en sábado. El segundo, de 60, sigue saliendo a la mar cada mañana en su lancha de pesca. La del 84 no fue su primera final. Estuvieron en la de 1977, la de los penaltis ante el Betis. Pese a que el Athletic perdió, aquella sí que fue buena, dicen por la fiesta que montaron. A esta fueron por separado. Lucio tiene los recuerdos más frescos que su amigo. Fue una final muy bonita y emocionante. Y el gol de Endika nos puso en órbita, afirma. Iñaki lo rememora de forma muy distinta. No porque no se alegrara, no, sino porque no podía ni aplaudir. Resulta que antes del partido él y los cuatro amigos del pueblo -Zierbana- con los que viajó se metieron en una pelea para ayudar a un familiar que vivía en la capital. Acabó con el dedo índice de la mano derecha hinchado. Tanto que todavía hoy no puede estirarlo del todo. No es esta la única anécdota que recuerda. Como donde le tocó no iba a poder ver el partido como la ocasión merecía y era un poco ardilla, se coló y acabó cómodamente sentado en una localidad no lejos del palco. Casi nada.

Además del gol de la victoria, los cuatro están de acuerdo en que el ambiente entre las aficiones fue inmejorable. Fue fenomenal, resume Fernando. No hubo problemas, subraya Lucio. Los problemas, afortunadamente, quedaron en el campo. La previa venía caliente. Meses antes, Goiko había lesionado de gravedad a Maradona. Tampoco las relaciones entre Clemente y Menotti eran las mejores (e irían a peor con los años: el de Barakaldo llamó vividor a su rival y este le acusó de comportamiento fascista). Todo ello desembocó en la monumental pelea que se organizó al final con el rodillazo del argentino a Sola y la patada voladora de Migueli a De Andrés. El mismo Migueli y Clos andaban detrás de Patxi Salinas, añade Lucio.

Cuando Ángel Franco Martínez hizo sonar su silbato por última vez, los cuatro se centraron más en la celebración que en la batalla campal. Nos desmadramos, reconoce entre risas Iñaki, que lo festejó a lo grande con sus cuatro amigos y a bordo del Mercedes de una chica que conoció tras el partido. Ya en Bilbao, acudió con su lancha a la ría a acompañar a la gabarra. Fue muy bonito, recuerda Lucio. Fernando, de hecho, solo se enteró de la pelea en el autobús de vuelta. Tan centrado estaba en celebrarlo. Mereció la pena, remata Diana resumiento el sentir de los cuatro. Ahora solo falta repetir.

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