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Jon Navascués
Miércoles, 27 de agosto 2014, 18:09
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Antes de que inicie la decisiva vuelta contra el Nápoles, en Bilbao ya se respira un ambiente especial, el de las citas únicas. La afición está ansiosa. 16 años han tenido que pasar para que en San Mamés vuelva a sonar el himno de la máxima competición europea. Hasta hoy. Y en la villa son pocos los que a estas horas siguen en casa.
Es un día especial. Con el estadio al fin listo, cerrado, todo resonará intimidante. Más de 50.000 voces tendrán eco por primera vez. Y los italianos, el privilegio de sufrirlo. Además, el escudo del Athletic vuelve a presidir Pozas. Como debe ser. La mítica calle recupera su símbolo. Y a su vera, camisetas del Athletic, bufandas, ilusión, katxis y nervios entre los miles de aficionados que llevan preparándose por los bares desde hace horas.
Otros han preferido desplazarse hasta el hotel Meliá, donde se concentran los jugadores. Una gran bandera rojiblanca en la entrada avisa, el autobús espera a unos metros y, en medio, la gente alza al vuelo las bufandas. Cientos de hinchas que esperan para dar el último aliento antes del pitido inicial. En volandas.
Bilbao vive con entusiasmo los momentos previos al gran partido, el del todo o nada. La marea rojiblanca ha tomado las calles. La afición demuestra estar más que preparada para disfrutar de la primera noche mágica en La Catedral.
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