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Williams, en un momento del partido.
El Athletic resiste en el infierno

El Athletic resiste en el infierno

Los rojiblancos, mermados por las bajas, firman un notable ejercicio de solidaridad y entrega y sacan un punto del Calderón

ROBERT BASIC

Sábado, 2 de mayo 2015, 15:58

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El Athletic ha sobrevivido en el potro de tortura, en el infierno del Calderón. Lo ha hecho gracias a un notable ejercicio de solidaridad y entrega que al final le ha valido para llevarse un punto de oro en sus aspiraciones europeas. El equipo, desfigurado por las bajas, resistió ante un Atlético volcado pero impreciso, espeso en los últimos metros y sin ideas, que unas veces se topó con Iago Herrerín y otras con el juez de línea, que anuló dos goles legales a los colchoneros por sendos fueras de juego mal señalados. Los hombres de Valverde compitieron, entraron en los duelos con fe y aguantaron de pie ante un rival intratable en su casa. Acabaron con uno menos por la expulsión de Bustinza en el descuento y sumaron donde no lo habían hecho nunca desde que Simeone se sentó en el banquillo atlético.

Empezó bien el Athletic, que no tardó nada en enseñar los dientes al Atlético. Valverde había reclamado intensidad y valentía a sus hombres, un espíritu competitivo similar al de su rival, contundente y voraz en las disputas, y los rojiblancos respondieron a la llamada de su técnico. Aceptaron el cuerpo a cuerpo y batallaron contra la dura tropa atlética, desquiciada por momentos porque no lograba empequeñecer a los bilbaínos. Un equipo desfigurado por las bajas Aduriz, Beñat, Muniain, Balenziaga, Ibai... que Txingurri revolucionó con una alineación inédita en lo que va de campeonato. Dio entrada a Iago Herrerín, Bustinza y Kike Sola, adelantó la posición de Iraola y puso a De Marcos en el lateral derecho. Cambió su esquema habitual y dibujó una especie de 4-4-2 con Sola y Williams en la punta de ataque. Pobló el centro de campo y optó por el físico de Mikel Rico, San José e Iturraspe, que recuperaba la titularidad después de tres meses de ausencia.

El Athletic salió sin complejos y con la firme determinación de competir. Williams fabricó una jugada preciosa en el minuto 5, con caño a Miranda incluido, y justo cuando pensaba meter la puntera apareció Godín para alejar el peligro. Pero la gran ocasión llegó unos segundos más tarde, cuando un córner sacado por Iraola lo peinó un futbolista del Atlético y sirvió en bandeja el balón a San José. El navarro entró como una flecha en el área y su cabezazo se marchó fuera por poco. Los rojiblancos trataban de sujetar a los colchoneros, que no estaban cómodos y tampoco lograban abrirse paso hacia Herrerín. Un par de remates de Raúl García y una polémica jugada en la que Torres pidió penalti por agarrón de Etxeita el delantero pudo ver la roja por sus airadas protestas al árbitro fue prácticamente todo el bagaje ofensivo desplegado por los de Simeone en la primera mitad.

Agobios

El panorama cambió en la reanudación ya que el Atlético salió a por todas, con ganas de morder, pero pinchó en hueso. El Athletic no se descompuso en ningún momento y soportó todas las embestidas. Eso sí, hubo dos jugadas polémicas que favorecieron a los bilbaínos. Primero el juez de línea anuló un gol válido a Griezmann por un fuera de juego inexistente (m.52) y luego repitió lo mismo con Tiago (m.70), que se llevó las manos a la cabeza al ver el banderín levantado. Los rojiblancos siguieron a lo suyo e incluso pudieron marcar en una gran acción individual de San José, quien se fue de varios rivales, conectó con Iraola y luego su disparó rebotó en Kike Sola y se marchó fuera por poco. También Etxeita la tuvo a la salida de un córner, pero el central envió la pelota por encima del larguero. Los de Simeone no paraban de apretar y, favorecido por un mal despeje de Laporte, Griezmann se plantó solo ante Iago. El meta de la final de Copa salvó un gol que ya cantaba la grada.

Los minutos se consumían y el Athletic no estaba dispuesto a irse de vacío. Aguantó todo, peleó con coraje y convicción y sumó un punto de muchísimo valor. ¿Lo malo? Perdió a Iraola, que se lesionó en el minuto 57. En seguida pidió el cambio. Al marcharse, se tapó el rostro con las manos. Sabe que la final peligra, y así no se había imaginado su despedida.

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