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El cuarto árbitro pasa por delante de Valverde.
El sentido común de Valverde: stop a los insultos
FÚTBOL

El sentido común de Valverde: stop a los insultos

El entrenador del Athletic aboga por erradicar de los estadios las descalificaciones de la hinchada al árbitro o al equipo contrario

Juanma Mallo

Lunes, 25 de enero 2016, 17:24

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La pregunta surgió a raíz de la denuncia de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) al Sevilla porque una parte de su afición, en el duelo contra el Athletic del pasado 9 de enero, cargó contra el pasado de Beñat, fichado del Betis por Josu Urrutia. Según se recoge en el informe que el organismo presidido por Javier Tebas envió a la Comisión de la Competición Profesional -en el que aparecen nada menos que 16 violaciones del reglamento en la vuelta del derbi copero entre el Espanyol y el Barça-, un grupo de la hinchada del Sánchez Pizjuán soltó un «verdiblancos hijos de puta». La cuestión brotó en la rueda de prensa previa al encuentro del domingo contra el Eibar, y Ernesto Valverde tiró de sentido común en su respuesta.

Habló de que no resulta agradable que se insulte en las gradas, que no se deberían admitir este tipo de palabras en un estadio. Y dejó un mensaje bien claro. «A veces pensamos que el fútbol está para que la gente se desahogue. Y le dicen de todo al árbitro, al entrenador rival, al jugador contrario, al propio, al entrenador propio... Parece que está admitido. A mí eso no me gusta. No me gusta que insulten al árbitro, no me gusta que me insulten a mí, ni a mis jugadores, ni a los de fuera», empezó su discurso el técnico del Athletic.

Y continuó su análisis de una manera que llama a la reflexión de lo que ocurre alguna vez en San Mamés, con gritos contra futbolistas del equipo contrario -Iniesta, por ejemplo, el pasado miércoles en el partido de Copa- o que se acuerdan de la familia del colegiado del encuentro. Porque, profundizó, no es plato de buen gusto escuchar insultos cuando se juega lejos del manto de La Catedral, pero del mismo modo no es bonito oírlos dirigidos al oponente en el campo bilbaíno. «Tampoco podemos acordarnos de un jugador del rival porque a veces a nosotros también nos pasa. No solo nos ocurre a nosotros cuando vamos a Sevilla, sino que también pasa cuando algún jugador viene aquí. Deberíamos abogar porque existiera ese punto de respeto hacia todos. Es una cuestión de educación», indicó el preparador del Athletic.

Como bien dijo el técnico, parece que en el fútbol está permitido insultar desde la tribuna, que el público emplee todo tipo de palabras malsonantes tanto contra el árbitro como contra los integrantes del conjunto oponente -más extraño, aunque ocurre (en el polvorín de Mestalla, por ejemplo), es que esas diatribas carguen contra la escuadra local-, pero no debería ser así. Como aseguró el preparador del Athletic, se «debería fomentar un poco más de educación en el campo, tenemos que mostrar un poco lo que queremos y dar ejemplo». ¿Cómo? Quizá con una campaña de sensibilización, a nivel de la Liga. Pero el primer paso resulta que los protagonistas del fútbol, del balón, reconozcan que algo se está haciendo mal, que ellos mismos se aíslan «en un burbuja» para que no les afecten esos gritos y esos insultos. Y es que la principal misión de un aficionado cuando va a un campo de fútbol es animar a su equipo, en lugar de cargar contra el oponente. Esa debería ser. Sentido común.

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