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Jugadores del Athletic realizaron ayer su último entrenamiento antes del partido de hoy contra el Valencia
Un clásico para cambiar el rumbo
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Un clásico para cambiar el rumbo

El Athletic está obligado a mostrar hoy su perfil bueno tras el bochorno de Italia ante un Valencia atenazado por las urgencias y clavado en el fondo de la tabla

Robert basic

Domingo, 18 de septiembre 2016, 00:56

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Solo tres días después del simulacro de partido en Reggio Emilia, donde nada salió como debía y aún así Ernesto Valverde experimentaba una relativa satisfacción con la labor de sus hombres, el Athletic cambia hoy de decorado y se sitúa en el escenario de la Liga. Enfrente estará el Valencia, un rival carcomido por las dudas y los malos resultados, clavado en la parte baja de la clasificación con cero puntos y tembloroso como un junco ante los fuertes vientos que empiezan a soplar en la capital del Turia. Los rojiblancos, que vienen de perder en Italia pero de ganar en Riazor, gracias a aquella obra de arte de Raúl García -no hubo mucho más-, quieren borrar de la memoria el mal recuerdo del Sassuolo y mostrar su perfil bueno en un inicio de temporada para olvidar. Necesitan la victoria en este clásico y además reencontrarse con su mejor fútbol para llenar el depósito de confianza.

El Athletic lleva casi un mes sin jugar al nivel que se le presupone a un aspirante a la cuarta plaza y al título en la Europa League, los dos objetivos confirmados y aceptados por la plantilla. Es de suponer que solo falta un chispazo que encienda los motores de la nave rojiblanca y alumbre su camino, que de momento se parece más bien a un túnel en obras. No se ve gran cosa y hay que ir con cuidado. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico mantienen la calma de cara al exterior y emiten mensajes tranquilizadores, pero en sus círculos de confianza deslizan que necesitan encadenar cuanto antes unas cuantas victorias para reforzarse mentalmente y verse de nuevo fuertes, capaces de competir.

Hoy tendrán una magnífica oportunidad de hacerlo ante un rival llamado a estar en la planta noble de la Liga y sin embargo desenfocado en este inicio del campeonato. Hay mucha calidad y talento en este Valencia de Pako Ayestarán, que seguirá fiel a su 4-3-3 a pesar de las tres derrotas como tres piedras que empiezan a pesar en su mochila de entrenador. El Athletic sabe que si golpea el primero y golpea bien puede hacer mucho daño a un bloque que no anda precisamente sobrado de confianza. El de esta tarde será un duelo entre dos necesitados en el que los rojiblancos buscan una victoria balsámica, por un lado, y por otro una actuación convincente ante su público que les permita reconciliarse con el fútbol y dejar definitivamente atrás la mala imagen dada en este comienzo del curso.

Retoques en el once

Ernesto Valverde adelantó ayer que Kepa Arrizabalaga volverá a ponerse bajo los palos tras su prometedora actuación en Riazor, la única buena noticia en aquel partido deprimente junto a la generosa recolecta de los tres puntos materializada gracias al misil de Raúl García. Pero no será el único cambio que introducirá el técnico respecto al once que naufragó ante el Sassuolo. Bóveda regresará al centro de la defensa junto a Laporte y todo indica que Susaeta ocupará el sitio de Muniain, quien solo duró 54 minutos en el Mapei Stadium, al igual que Williams. Y huelga decir que Aduriz volverá a liderar el ataque rojiblanco, un hombre al que el equipo necesita como el comer. El donostiarra debe recuperar las buenas sensaciones y empezar a marcar, entonarse, porque el Athletic se alimenta de sus goles y trabajo en los metros de la verdad.

En cuanto al Valencia, Ayestarán tiene prácticamente decidido su equipo para San Mamés y, con la bajas de Garay, Abdennour y Enzo Pérez, el once estaría integrado por Alves en la portería; Montoya, Mangala, Santos y Gayá en defensa; Medrán, Mario Suárez y Parejo en el centro de campo; y Nani, Santi Mina y Munir en el ataque. Un bloque potente y repleto de recursos que, sin embargo, puede acusar la mala racha y venirse abajo si el Athletic le zarandea y le hace daño pronto. De hecho, los últimos cuatro duelos en San Mamés se han saldado con dos victorias bilbaínas y un par de empates. El año pasado los hombres de Valverde pasaron por encima de los valencianistas (3-1) y ahora necesitan que la historia se repita. No hay mejor remedio contra la depresión que los tres puntos y el buen fútbol.

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