
Culto, curioso y soñador
Iribar es de esas personas que se caracterizan más por lo que hacen que por lo que dicen
Mónica Durango
Jueves, 1 de marzo 2018, 01:49
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Mónica Durango
Jueves, 1 de marzo 2018, 01:49
No soy de la generación de aquellos que tuvieron la suerte de verle jugar, pero indudablemente la sombra del Chopo es alargada y las referencias a él en casa y en la calle han sido constantes. En las fotos de esa época se distingue a un hombre elegante, con una planta imponente y un rostro recio, y en las crónicas se detalla el nivel de sus intervenciones y la sensación de estar en presencia de un portero de época. Decía un amigo de la familia que era tan seguro que no dudaría en dejar a sus hijos a su cuidado.
Con ocasión de mi participación en la directiva del Athletic, tuve el placer, la suerte y el honor de compartir con él algún desplazamiento con la expedición y muchos actos que se fueron celebrando a lo largo de varios años, y tengo que decir que, personalmente, mi relación con él fue buena y entrañable, después de superar la confusión y torpeza que te provoca estar delante de una persona que admiras tanto desde hace mucho tiempo. En esos viajes siempre había más de un padre y una madre que desde la recepción del hotel hacían gestos y daban minuciosas explicaciones a sus hijos e hijas intentando contarles la historia y trayectoria de ese hombre que se sacaba todas las fotos y firmaba todos los autógrafos que hiciera falta hasta que el último de los aficionados se marchara.
Diría que es un hombre culto, curioso, soñador y muy observador, de esas personas que se caracterizan más por lo que hacen que por lo que dicen. No sé si la nostalgia es buena compañera, pero es indispensable para este club pensar en personas como Koldo Agirre, Fidel Uriarte o Txetxu Rojo, entre muchos otros, para entender lo que somos y lo que Jose Ángel significa para nosotros.
Me da la sensación de que probablemente no quiera ser referente de nada y no busque homenajes, porque tal y como ha manifestado en alguna ocasión, su sueño era emular a los porteros del pueblo sin querer llegar a ser una estrella, pero tampoco es ajeno a la sonrisa que se le adivina cuando paseando por Bilbao algún crío o cría le dice «hasta luego Chopo». Para finalizar, diré que es un Ilustre de Bilbao y Premio Lauaxeta por contribuir a la difusión del euskera, Y además es el de «Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo ... como lribar no hay ninguno».... Qué más se le puede pedir a la vida.
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