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Athletic-Atlético de Madrid | Liga Santander Jornada 9: directo y crónica

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Fotos: Manu Cecilio y Pankra nieto
Athletic-Atlético de Madrid | Liga Santander Jornada 9

El Athletic pierde un duro pulso con el Atlético

Un gol de Griezmann al comienzo de la segunda parte da la victoria al equipo de Simeone y condena a los de Valverde, que lo intentaron sin suerte hasta el último segundo

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Sábado, 15 de octubre 2022

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Ganar al Atlético suponía «un gran empujón» para el Athletic, como reconoció Ernesto Valverde. Perderlo, por lo tanto, habrá que interpretarlo como un frenazo de los rojiblancos, que acabaron cayendo ayer en un partido de una intensidad enorme, un cuerpo a cuerpo en toda regla entre los que eran el tercero y el cuarto de la clasificación. La diferencia, al final, estuvo en el mayor punto de calidad del equipo de Simeone, representado en Morata, constructor del 0-1 de Griezmann, un Kondogbia plenipotenciario y Reinildo, que cerró y hasta alicató su banda en su mejor noche como colchonero. Eso sí, la espectacular capacidad de insistencia del Athletic pese a sus dificultades en el juego, unida a la decisión del Atlético de meterse en la madriguera la última media hora, estuvo a punto de darle un punto merecido a la tropa de Valverde.

Athletic

Unai Simón, De Marcos, Yeray (Vivian, min. 86), Íñigo Martínez, Lekue, Vesga (Dani García, min. 86), Sancet (Zarraga, min. 80), Nico Williams (Villalibre, min. 80), Muniain (Raúl García, min. 66), Berenguer e Iñaki Williams.

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1

Atlético

Oblak (Grbic, min. 68), Molina, Savic, Giménez, Reinildo, Koke (Witsel, min. 81), Kondogbia, De Paul (Saúl, min. 68), Lemar (Joao Félix, min. 81), Griezmann y Morata (Correa, min. 68).

  • Gol 0-1, min. 47, Griezmann.

  • Árbitro Figueroa Vázquez (Andaluz). Tarjetas amarillas a Diego Pablo Simeone, Giménez, Morata, Oblak, Raúl García, Witsel y Gbric.

  • Incidencias Partido correspondiente a la novena jornada de Liga, disputado en San Mamés. 48.391 espectadores.

La cuesta arriba del calendario, por tanto, se empieza a notar en el Athletic, que perdonó en Sevilla y ayer sufrió ante el Atlético quizá más de lo que se esperaba. Decimos esto porque, por momentos, la tropa de Simeone, tirando a veces de calidad y otras de coraza, pareció anoche la de hace tres o cuatro años. Igual de competitiva, presionando fuerte, dejándose la vida en los duelos individuales, con muy pocos flancos débiles y resquicios. En este sentido, que el equipo de Valverde estuviera hasta los últimos segundos creyendo y mereciendo el empate es algo esperanzador. Como lo es que, ante semejante rival, no rebajase ni un solo grado su valentía, su ambiciosa idea de juego.

Hay partidos que se van cociendo poco a poco y otros que hierven a borbotones desde el pitido inicial. Ocurrió ayer en San Mamés, donde Athletic y Atlético no se dieron un segundo de tregua. Fue el suyo un pulso intenso, feroz por momentos, entre dos equipos muy competitivos y con un guion de partido muy similar. Ambos querían evitar las contras del rival, pero a su vez tomaban riesgos, más el Athletic ciertamente, que adelantaba la defensa como es su costumbre en busca de recuperaciones altas y no varió este plan ni siquiera cuando los colchoneros le fabricaron un par de llegadas peligrosas en los compases iniciales. Y tampoco cuando, en el minuto 10, Figueroa Vázquez, a instancias del VAR y tras revisar las imágenes, anuló a Morata un gol por una supuesta falta a Yeray que no lo pareció, la verdad. Digamos que fue uno de esos goles anulados del nuevo fútbol ante los que el hincha reacciona –y así lo reconoce– con total subjetividad. Si te favorece suspiras y te alegras y si te perjudica quieres incendiar todas las salas VOR de España.

La valentía del Athletic era evidente, una demostración de carácter propia de equipo que juega a lo grande. Otra cosa es que en un toma y daca contra la tropa de Simeone la dificultad del pulso está asegurada. Un futbolista como Kondogbia, por ejemplo, es un seguro de vida. Casi él solo se bastó para tapar todos los intentos de los rojiblancos de jugar por dentro y para desactivar a Sancet y a Muniain cuando le pasaban por al lado. La explosividad de los rojiblancos, sin embargo, servía al menos para sacar centros desde las bandas. La mayoría de los de la primera parte fueron bastante defectuosos y para uno que hubo perfecto, el de Berenguer en el minuto 4, Iñaki Williams respondió con un desviado cabezazo de los suyos.

No fue ayer el día de los Williams, a diferencia de partidos anteriores. El Cholo tenía muy bien estudiada la cuestión. Que los dos hermanos pueden correr es una baza fundamental para el ataque del Athletic y su rival, consciente de ello, se afanó en evitarlo. Como hizo también con Sancet, que no acabó de entrar en el partido, al menos en su versión desequilibrante. Era una noche muy complicada para todos los componentes del frente de ataque y no respondieron como era necesario para doblegar a un Atlético impecable en su estrategia defensiva y ofensiva hasta que, en la media hora final, por eso de que la cabra tira al monte y sobre todo en San Mamés con las gradas apretando, estuvo a punto de dejarse dos puntos.

Hubiera sido un justo castigo para los madrileños por su racanería. Un equipo con la calidad que demostró en algunas fases de la primera parte y en el arranque de la segunda, por ejemplo con el magnífico gol entre Morata y Griezmann, no puede desconectarse del campo rival y acabar colgado del larguero y defendiendo hasta con el utillero. El Atlético jugó con fuego, el que despedían unas gradas volcadas con su equipo como en las mejores noches de fútbol. Fueron una ayuda vital para las embestidas finales de los rojiblancos, que tiraron de la heroica. Valverde ya dejó muy claras sus intenciones sacando a Raúl García en sustitución de un inoperante Muniain en el minuto 66.

Se trataba de eso que los modernos llaman «cargar el área». Es decir, llenarla de centros desde los dos costados como si no hubiera un mañana. El Athletic lo hizo con una fe de carbonero y generó varias ocasiones, pero los remates no fueron precisos. De Marcos cabececó fatal llegando en carrera en el minuto 64, Raúl García obligó a lucirse a Grbic, que había sustituido a Oblak en el minuto 68, y tuvo otra gran ocasión en el descuento que Reinildo sacó bajo palos. El lateral mozambiqueño, inconmensurable, hasta desvió con la cara -el árbitro decretó penalti, pero el VAR le corrigió- cuando San mamés ya soñaba con el empate.

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