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Athletic - Barcelona | Final Copa del Rey 2021

El sueño se convierte en pesadilla

El Athletic, como en 2012, pierde dos finales seguidas y ofrece una pésima imagen ante un Barça muy superior

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Sábado, 17 de abril 2021

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Aseguró Marcelino que el Athletic no iba a ser este sábado el de la final contra la Real, que esta vez no tenía una mochila de responsabilidad muy pesada sobre los hombros. El técnico asturiano acertó, pero justo por lo contrario de lo que suponía. El Athletic fue todavía peor, de una vulgaridad desoladora, y se fue de La Cartuja con una goleada histórica que un Barça inmensamente superior sólo necesitó doce minutos para fabricar en una segunda parte excepcional.

Se sabía que el equipo de Koeman no era el de la Supercopa y que la final de este sábado era mucho más complicada. Pero ese no era realmente el problema.

Tras lo sucedido ante la Real, este sábado la curiosidad era máxima respecto a la actitud del Athletic, a la fortaleza mental con la que afrontaría un partido histórico que le obligaba a ofrecer su mejor versión, su personalidad más sugerente y competitiva. Pues bien, la primera imagen de los rojiblancos fue como para echarse a temblar. El Barça se pasó dos minutos tocando el balón como quien lava.

Su dominio fue absoluto ante un Athletic que se metió atrás y apenas logró desplegarse en ataque un par de veces hasta el descanso. Un remate de Iñigo Martínez tras un saque de falta de Berenguer en el minuto 11 y un centro peligroso de Williams que atrapó sin problemas Ter Stegen fue todo su bagaje ofensivo. Desde luego, ese no era el plan de Marcelino. Nunca puede serlo que tu equipo no de dos pases seguidos y apenas aparezca por el área rival. Era lógico temerse lo peor para un Athletic tan vulgar, pero lo cierto es que su despliegue defensivo, incluso asumiendo el riesgo de ser muy retrasado, con una cesión de metros muy peligrosa, resultó efectivo.

La lectura al descanso del Athletic no podía ser más clara. Había salido vivo, lo que como es natural suponía un alivio enorme. Eso por un lado. Por otro, la obligación de reaccionar de los rojiblancos era evidente. Sencillamente, no podían seguir así, sin hilar una jugada decente y limitándose a pegar balones largos a Williams para que se buscara la vida. Necesitan, obviamente, elevar el nivel de su juego si querían tener una oportunidad. Jugando así de cómodo, el Barça tenía todos los boletos para ser campeón.

Lejos de mejorar, el Athletic empeoró en la reanudación, que ya arrancó con una mala noticia: el cambio de Muniain, que llegó tocado a la final, por Lekue. Parecía muy complicado, pero lo hizo. Se desajustó en defensa, que era lo único en lo que había funcionado mínimanente, y comenzó a vivir un calvario.

Fueron cuatro goles, una hemorragia brutal. Comenzó Griezmann en el minuto 60, siguió el impresionante De Jong en el 63 y la completó Messi, justo cuando Marcelino había intentado agitar a su tropa moribunda con tres cambios, con dos golazos de los suyos en el 67 y el 72.

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