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Iñaki Williams señala a Muniain tras marcar el 1-0 a pase del capitán rojiblanco.

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Iñaki Williams señala a Muniain tras marcar el 1-0 a pase del capitán rojiblanco. iGNACIO PÉREZ
Athletic - Betis | Liga Santander Jornada 18

Iñaki Williams levanta al Athletic

Un golazo del delantero rojiblanco enciende la mecha de una gran reacción de los rojiblancos y les permite remontar a un Betis que parecía tener el partido ganado

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Domingo, 19 de diciembre 2021

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El Athletic en San Mamés tiene estas cosas, desconcertantes y fantásticas. Las ha tenido históricamente y, aunque cada vez las muestra con menos frecuencia, no las ha olvidado de todo, como si formaran parte de su ADN. Este domingo, en un arrebato de furia emocionante, fue capaz de remontar un partido que olía a perdido por los cuatro costados. Faltaban 18 minutos y el Betis parecía tenerlo todo bajo control. Hasta se podía decir que jugaba con una cierta suficiencia, convencido de su superioridad. Embarullados en su juego y débiles en defensa, los rojiblancos llevaban sufriendo toda la segunda parte. Nadie daba un duro por ellos. Parecían condenados a la derrota y a encadenar nueve jornadas consecutivas sin ganar, una de esas rachas con las que el aficionado ya empieza a pensar en patíbulos y en sacar de paseo a la Virgen. Y entonces todo cambió.

Athletic

Julen, Lekue (De Marcos, m.54), Nuñez, Yeray, Balenziaga, Vesga (Zarraga m.54), Vencedor, Muniain (Berenguer, m.68), N. Williams (Morcillo m.81), Raúl (Sancet m.68) e I. Williams

3

-

2

Betis

Rui Silva, Moreno (Miranda, m.82), Bellerín, Bartra, V. Ruiz, Carvalho (Joaquín, m.83), Guido (Edgar, m.66), Fekir, Canales, Juanmi (Rodri, m.76) y Willian José (Iglesias m.82)

  • Incidencias 38.002 espectadores en San Mamés.

  • Árbitro Gil Manzano.

De repente, de la nada, Iñaki Williams firmó uno de esos golazos impresionantes que marca más o menos una vez por temporada, cuando Dios le viene a ver. Esta vez se trató de un zurdazo mortífero al ángulo alto del palo que cubría Rui Silva. Fue un gol soberbio en su ejecución y de una importancia enorme en todos los sentidos. Muchos fueron los beneficiados de una jugada que puede acabar siendo la más importante de la temporada para los rojiblancos. Al Athletic le sirvió para empatar, venirse arriba y acabar firmando la remontada con un tercer gol, obra de De Marcos en un rebote. A Iñaki Williams, que ya había firmado el 1-0 nada mas comenzar el encuentro, le sirvió para detener la hemorragia de su mala racha de errores de cara a puerta y estar menos agobiado en las próximas semanas. Y a la afición le valió para no deprimirse ante la desagradable perspectiva de tener que ganar al Real Madrid el próximo miércoles para no dar por perdido el principal objetivo de la temporada antes de la Navidad.

Dicho esto, también el Betis pudo sacar este domingo una utilidad de su derrota en forma de enseñanza para el futuro: jamás hay que confiarse en San Mamés. Hacerlo puede ser un pecado mortal si uno no tiene todos los deberes hechos y una ventaja clara en el marcador, algo que los sevillanos no fueron capaces de lograr. Y es que basta con que suceda algo imprevisto, una acción fortuita, excepcional, como fue el 2-2, para que el Athletic resucite, San Mamés estalle de emoción y el partido dé un vuelco. Es justo lo que sucedió. Porque, aunque es cierto que el 3-2 en el minuto 88 fue un churro -el balón pegó en Víctor Ruiz y se desvió a la red-, no lo es menos que, tras el empate, los rojiblancos tuvieron otras dos buenas ocasiones, ambas con Iñaki Williams como protagonista.

El partido, quizá el más entretenido de la temporada y con el final más feliz, se abrió en un suspiro. El mayor de los Williams adelantó al Athletic a los dos minutos batiendo por bajo a Rui Silva en un mano a mano. La pierna extendida hacia atrás de un defensor del Betis habilitó al delantero rojiblanco según se vio en las imágenes del VAR, que tuvo que examinar la jugada con lupa. El equipo de Marcelino se las prometía muy felices. Sin embargo, apenas tres minutos después un desajuste defensivo le costó el empate, obra de Juanmi. Donde las dan las toman, suele decirse en los duelos donde el peligro y los daños se reparten entre los dos contendientes. Y esto es lo que ocurrió durante la primera parte. Athletic y Betis protagonizaron un partido de ida y vuelta, volcado en las dos áreas, cada uno a su estilo.

La diferencia, en este sentido, era muy llamativa. Los rojiblancos tiraban de intensidad, tensión y velocidad, aprovechando sobre todo las rupturas de los hermanos Williams y la hiperactividad de Muniain, que iba y venía con libertad de movimientos, algo que su equipo agradecía por momentos en ataque y padecía en defensa. Bellerín tenía campo libre y sus compañeros no tardaron en buscarle por ese costado. Los verdiblancos, este domingo con una segunda equipación azul y blanca como para despedir a todo su departamento de marketing, demostraban su calidad en la circulación. Este Betis de Pellegrini es 'musho Beti' cuando se ponen a tocar Canales, Fekir y Williams Carvalho buscando a Juanmi, William José y Alex Moreno.

Poco a poco, el Betis acabó llevando el partido a donde quería mientras el Athletic comenzaba a sufrir desajustes. Fallaban los laterales y Raúl García era prácticamente ajeno al juego, salvo en lo que se refiere a sus cansinas protestas al árbitro. Extrañó que Marcelino tardara tanto en sustituirle. Los de Pellegrino fueron creciendo y acabaron imponiendo su ley tras el descanso. Era la ley no del más fuerte sino del más talentoso.

Aprovechando que la defensa rojiblanca chirrió este domingo más de la cuenta desde el principio -se notó la ausencia de Iñigo Martínez-, el 1-2 se vio llegar de lejos. Lo tuvo primero Fekir en el minuto 48 y poco después William José, que perdonó lo imperdonable tras un regalo de los rojiblancos. A la tercera fue la vencida. Fekir adelantó a los suyos en una jugada tan bien construida por el Betis como mal defendida por el Athletic. Pasaron los minutos y los rojiblancos, aunque mejoraron con Zarraga, De Marcos, Sancet y Bereguer, parecían condenados. Nadie sabía que estaba escrito que no iba a ser así.

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