San Mamés tenía el aroma de final de etapa. Sobraban motivos: último partido de Aitor Elizegi y su junta directiva en el palco y, probablemente, también de Marcelino García Toral en el banquillo. Además de las elecciones y de las quinielas con los nombres de candidatos, por el ambiente sobrevolaba el juicio de los hinchas a los suyos. La temp
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