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El Athletic necesita despegar en el último tramo de la Liga

El Athletic necesita despegar en el último tramo de la Liga

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Martes, 14 de marzo 2023, 00:53

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Con el caso Negreira emponzoñando hasta límites difícilmente respirables el ambiente, ya muy enturbiado por el desconcierto que está provocando entre jugadores, técnicos y aficionados la aplicación arbitraria del VAR y este nuevo fútbol desnaturalizado que nos ha traído consigo, no era fácil para el Athletic digerir la dura resaca de la derrota del domingo. Y, sin embargo, a los rojiblancos no les quedó otro remedio que hacer de tripas corazón y tirar hacia delante sin mirarse las heridas. Ernesto Valverde, que para eso lleva tantos años en las trincheras, ya lo advirtió tras el partido, todavía en caliente por el gol anulado a Iñaki Williams y la nueva derrota de sus pupilos.

No hay tiempo para quejarse. Este podría haber sido ayer el mensaje del técnico rojiblanco a sus jugadores. (Bueno, a sus jugadores y a sí mismo cuando se enteró de que la Fiscalía de Barcelona le ha citado como testigo en el caso Negreira, lo que tuvo que hacerle la misma gracia que un dolor de muelas. Con la Liga entrando ya en su último tercio, el escenario del Athletic está muy claro: o reacciona de forma inmediata con una victoria en Valladolid o comenzará a despedirse de la pelea por el sexto puesto y tendrá que conformarse con intentar arañar a duras penas el séptimo, que daría acceso a la Conference League si Osasuna no gana la Copa, algo en lo que los rojiblancos también tienen mucho que decir. Vamos, que la vuelta de las semifinales en San Mamés el próximo 4 de abril tendrá un valor doble.

Hablar de finales en el fútbol es un ejercicio de gimnasia hiperbólica muchas veces criticado por las mentes más estrictas, pero qué sería de nosotros sin ellos, sin combates del siglo, sin partidos del año, es decir, si nos prohibiéramos de repente todas nuestras convenciones exageradas y fuéramos siempre rigurosos y contenidos. Pues bien, el partido del viernes contra el Valladolid es una final. Y lo es, sencillamente, porque el Athletic no puede permitirse un fallo más. Segundo peor equipo de la Liga tras el parón del Mundial con 8 puntos en 11 partidos -sólo el Valencia le supera-, en puestos de descenso si solo se computaran los resultados de los cinco últimos meses, los rojiblancos ya han gastado todos sus comodines y están obligados a reaccionar de inmediato.

Podrá alegarse que las matemáticas no dicen eso, que no son tan taxativas. Es verdad. Tras el partido en el Nuevo Zorrilla, quedarían todavía doce jornadas -36 puntos en juego-, es decir, un margen todavía amplio de maniobra. Ahora bien, después de cinco temporadas consecutivas sin entrar en Europa se antoja absurdo engañarse haciéndose ilusiones con unos números ya conocidos. Digamos que hay mucha experiencia acumulada sobre cuáles son las recaudaciones de puntos de este equipo en el último tercio del campeonato y sus consecuencias en la tabla. Y la situación actual, desde luego, no invita para nada al optimismo.

El Athletic ha sumado 33 puntos en 25 jornadas. Son cuatro menos que la pasada temporada en la que el equipo de Marcelino, como se recordará, acabó octavo con 55 puntos. Siendo realistas y presumiendo que el acceso a Europa llegará a través de la conquista de esa séptima posición que se abriría para la Conference si Osasuna no gana la Copa, hay que hacer cálculos. El Villarreal la alcanzó con 59 puntos la pasada temporada y con 58 la anterior, mientras que el Granada necesitó 56 en la campaña 2019-20.

El problema del gol

Pues bien, dicho esto es fácil imaginar el panorama que quedaría tras una derrota contra el Valladolid. Los de Valverde seguirían con 33 puntos; es decir, necesitarían 23 para alcanzar la cifra del peor séptimo clasificado de los tres últimos años. Eso supondría sumar un 63,8% de los puntos en juego, un porcentaje de altos vuelos. Pensemos que, en las catorce primeras jornadas, cuando el Athletic se fue al parón en el cuarto puesto, lo hizo con 24 puntos, es decir, habiendo sumado un 57,1%,

Los rojiblancos deben despegar ya, de inmediato, si no quieren volver a verse un año más deambulando sin rumbo durante el último tercio de la Liga. El equipo -y decirlo es tan fácil como difícil parece hacerlo- necesita entonarse, entrar en una línea de juego ascendente y mantenerla con regularidad. Sólo así podrá liberarse de su falta de gol, ese mal crónico que sufre desde el declive de Aduriz. Lo ocurrido en el partido contra el Barça fue el último ejemplo sangrante. Es cierto que hubo mala suerte, pero también fallos imperdonables que cuestan puntos. Por ejemplo, el de Berenguer en el balón que acabó disparando al poste cuando tenía un pase facilísimo a Nico, que estaba solo para empujar y al que ni siquiera le miró. O el escalofriante fallo del propio Nico en el descuento al recibir a un metro de la portería una perfecta asistencia de su hermano.

El desplome goleador en este tramo postmundial está alcanzando registros preocupantes. Son 9 goles en 11 partidos de Liga, una racha casi tan mala como la escalofriante de la pasada temporada, que fue de 9 goles en 13 entre las jornadas 5 y 17. Contra equipos de buen nivel como Betis, Osasuna, Real Madrid, Celta, Atlético, Rayo y Barcelona, el Athletic no ha visto puerta, algo tan sintomático como revelador de las dificultades de un equipo que vuelve a encontrarse en una encrucijada que ya le tiene que resultar familiar.

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