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Athletic - Osasuna | Liga Santander Jornada 16

Hacerlo todo menos lo más importante

El Athletic firma un gran partido, pleno de dominio y llegadas al área de Osasuna, pero su impericia al acabar las jugadas de ataque le condena a un 0-0 decepcionante

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Lunes, 9 de enero 2023

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La pelea por Europa se había calentado para el Athletic con las victorias de la Real, el Betis y el Villarreal, de manera que ayer sólo le valía el triunfo ante Osasuna, otro pretendiente de las plazas continentales, aunque sea con la boca pequeña. Los rojiblancos, sin embargo, no pudieron pasar del empate, de un 0-0 injusto a todas luces pero con una explicación meridiana: la incapacidad del equipo de Valverde para terminar sus jugadas de ataque con un punto mínimo de precisión. El desperdicio de buenas llegadas fue clamoroso y estas cosas no sólo provocan una frustración indigesta entre los aficionados sino que se pagan muy caras en la Liga. Al Athletic, sin ir más lejos, le costó caer

Athletic

Simón; De Marcos, Vivian, Yeray, Yuri; Vesga, Zarraga (Villalibre, m.85), Sancet (Muniain, m.63); I. Williams (Raúl, m.78), Nico Williams y Guruzeta (Berenguer, m.63).

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Osasuna

Aitor; Moreno, Aridane, David García, Juan Cruz; Torró; Moncayola (Ibáñez, m.87), Brasanac (Oroz, m.69), Moi Gómez (Sánchez, m.87), Abde (R. García, m.57); y Budimir (K. García, m.69).

  • Árbitro Melero López

  • Incidencias 39.216 espectadores en San Mamés

En el día en que San Mamés homenajeó a Txetxu Rojo con un sentido minuto de aplausos, los hinchas más veteranos, los que vieron jugar al Mozart del fútbol, como le bautizó Carmelo Bernaola, seguro que recordaron con nostalgia el talento mágico del zurdo de Begoña para dar la última pincelada a las acciones de ataque de su equipo. Es evidente que en este Athletic no hay un futbolista que se aproxime a la dimensión de Rojo, pero es que tampoco se les pide tanto. Bastaría con una pizca de frialdad en los últimos pases, con una mejor visión de la jugada -a veces bastaría con levantar la cabeza y mirar el teatro del área-, con no ofuscarse o tirar de automatismos vacíos como sucede en algunos supuestos pases de la muerte desde la línea de fondo, con un poco más de intuición para colocarse mejor en el área...

Al equipo de Valverde le faltó todo esto. Y no es la primera vez. Lo cierto es que sucede con bastante frecuencia. De hecho, el partido de ayer, con sus diferencias, recordó bastante al que los rojiblancos perdieron el 4 de septiembre con el Espanyol con aquel gol de Braithwaite en el minuto 83 tras un partido de dominio absoluto. Esta vez, al menos, no llegó ese golpe postrero del rival y eso que Osasuna tuvo una ocasión clarísima en el minuto 89 que desbarató Unai Simón. Hubiera sido como para comer cerillas porque lo cierto es que, hasta ese momento, el portero rojiblanco tuvo menos trabajo que un socorrista en invierno. Todo lo contrario de Aitor Fernández, cuya noche no pudo ser más luminosa. Tuvo mucho trabajo y todo lo resolvió con maestría, especialmente el paradón excepcional a un disparo de Guruzeta en el minuto 36.

El partido tuvo desde el principio el guion previsto en cuanto a brega constante y juego directo. No podía esperarse otra cosa que un pulso bravo entre dos equipos intensos como pocos. Lo que ya no era tan fácil de pronosticar es que, ante un hueso como Osasuna, el Athletic tardase tan poco en mostrar una superioridad que se fue haciendo más y más evidente a medida que pasaban los minutos. Los rojiblancos hicieron un lectura magnífica del partido. No sólo igualaron la intensidad de los rojillos sino que la superaron con una presión furiosa basada en una actitud inmejorable. Zarraga o Sancet, por ejemplo, hicieron una labor magnífica prodigándose en robos y dando mucho dinamismo al equipo.

Las llegadas al área rojilla se comenzaron a repetir desde la primera en el minuto 4 a cargo de Nico Williams. Su pase fue malo. El primero de una larga lista en la que acabaron cayendo casi todos sus compañeros: De Marcos, Sancet, Iñaki Williams, Guruzeta... Curiosamente, los dos mejores pases del Athletic en la primera parte los dio Yeray y fueron de larga distancia. Sirvieron para que su equipo llegara con peligro, pero sin puntería. Esta fue la tónica dominante. Llegar y llegar. Por un lado y por el otro. Por dentro y desde fuera del área. Es decir, hacerlo todo menos lo más importante -el gol- ante un Osasuna que se comportó como un furgón blindado.

Justo antes de que Melero López pitase el final de la primera parte se vio a Valverde tomando unas notas. Es de suponer que apuntaba algunas detalles que había que mejorar o pequeñas variantes que quería activar en el segundo tiempo. Aunque tampoco sería de extrañar que, sugestionado, escribiera una breve carta retrasada a los Reyes Magos pidiéndoles un poco de calidad y precisión a sus jugadores de cara a la reanudación, de manera que tanto esfuerzo, un trabajo tan descomunal y meritorio, se quedara en nada, apenas en un puntito decepcionante.

Si Txingurri envió esa misiva, la verdad es que no fue atendido. El partido continuó por los mismos derroteros. Aunque el dominio del Athletic no fue tan visceral, su control del juego era absoluto y en eso tuvo que ver bastante Zarraga, que respondió a la confianza de su entrenador y firmó su partido más completo desde que está en el Athletic. Si logra asentarse, para lo cual le convendría jugar con menos gestos de irritación, puede ser un futbolista importante para un equipo que ayer no encontró forma de poner el sello a sus jugadas. Ni siquiera las entradas de Berenguer, Muniain, Raúl García y Villalibre cambiaron esa inercia, la de un querer y no poder ya conocida pero no por ello menos frustrante.

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