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Athletic 1 - Rayo 2 ·
Un gol de Falcao en el descuento da la victoria al equipo de Iraola y condena a un Athletic muy mediocre a encajar su primera derrota en lo que va de LigaSecciones
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Athletic 1 - Rayo 2 ·
Un gol de Falcao en el descuento da la victoria al equipo de Iraola y condena a un Athletic muy mediocre a encajar su primera derrota en lo que va de LigaNecesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Martes, 21 de septiembre 2021
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Definitivamente, Radamel Falcao se ha convertido en uno de los verdugos históricos del Athletic. En proporción de goles por partido, quizá el mayor. El colombiano, que había quedado en la memoria rojiblanca por sus goles en la final de la Europa League de Bucarest, añadió ayer una nueva muesca a su revólver. Su gol en el descuento, en una falta mal defendida por el equipo de Marcelino, dio la victoria al Rayo y dejó al Athletic dolido y perplejo. No contaba con la derrota, pero se la ganó sin querer. Todo le salió mal. Todo fue decepcionante para los bilbaínos: las rotaciones exageradas del técnico, el nivel de los jugadores que tuvieron su oportunidad, la pérdida de la solidez defensiva, la pobreza del juego, que fue irritante durante largas fases del partido en lo que se refiere a la construcción... En fin, que cuando menos se esperaba, cuando la dinámica del equipo parecía más positiva, apareció el Athletic más mediocre.
Athletic
Simón; Lekue, Iñigo, Nuñez, De Marcos; Muniain (Berenguer, 69'), Vesga (Dani, 75'), Zarraga (Vencedor, 69'), Nico (Morcillo, 74'); Villalibre, Raúl (Iñaki Williams, 63')
1
-
2
Rayo
Dimitrievski; Fran García, Catena, Maras, Balliu; Unai (Falcao, 76'), Ciss (Valentín, 58'), Comesaña; Álvaro García (Bebé, 80'), Guardiola (Nteka, 58'), Isi (Kevin Rodrígues, 80')
Incidencias: 16.236 espectadores en San Mamés
Árbitro: Munuera Montero
Había anunciado Marcelino que iba a hacer rotaciones y no sólo cumplió su palabra sino que hizo más de las que se esperaban. Lo de ayer fue un centrifugado completo de la alineación con seis nuevos titulares respecto al partido contra el Atlético de Madrid: De Marcos, Unai Núñez, Vesga, Zarraga, Nico Williams y Villalibre. Lekue, además, cambió de banda para ocupar el sitio de Balenziaga, que también tuvo descanso. La experiencia acumulada en los últimos años invita a desconfiar del Athletic cuando sufre tantas variaciones repentinas en su once. Hay mucha literatura negra escrita sobre los rojiblancos y su unidad B, casi siempre sinónimo de confusión y partidos malos y más feos que pegar a un padre. Aquí las revoluciones acostumbran a acabar con el equipo en la picota. Y volvió a demostrarse ayer. ¿Hará falta que ocurra más veces para entender que el Athletic se desdibuja indefectiblemente cuando se hacen cambios a mansalva en su once titular?
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La primera impresión ya fue mala y sospechosa. Durante la primera media hora, el Athletic no dio una a derechas y, además, cometió un error del que se venía librando en esta Liga: el famoso tiro en el pie. Lo protagonizó Vesga en el minuto 5 dejándose robar la cartera y hasta las llaves de casa por Sergi Guardiola. El delantero mallorquín asistió a Álvaro, que llegó en carrera y batió con mucha calidad a Unai Simón. Unido a la confusión de los jugadores y al buen trabajo del Rayo, el gol en contra acabó de diluir al equipo de Marcelino. Pocas veces se la ha visto tan obtuso, con menos ideas. Mientras la tropa de Iraola iba y venía, bien colocada, alternando el juego en largo con el corto y mostrando una clara superioridad en el centro del campo, el Athletic no sabía lo que hacer con el balón. En realidad, los rojiblancos se sostenían a base de pico y pala, impidiendo que los madrileños crearan peligro.
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Tuvo que pasar media hora para que el Athletic espabilase, apretara un poco el acelerador en la presión y Zarraga empezase a entrar algo en juego. Y el partido tomó otro cariz. A los rojiblancos, sencillamente, se les veía capaces de hacer alguna jugada de ataque con peligro, algo que hasta entonces sólo habían logrado una vez, en el minuto 21, en un córner ensayado que acabó en un disparo de Nico Williams contra el cuerpo de Isis. En una de esas aproximaciones, el Athletic rascó una de esas faltas laterales, cercanas al área, que pueden tener mucho veneno. Y lo tuvo. Vaya que sí lo tuvo. Lo curioso es que fue Ciss el que se lo inyectó a su equipo con un cabezazo criminal contra su portería. Recordó a aquel que se marcó En-Nesyri en Butarque hace tres años y dio el triunfo al Athletic.
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La igualada terminó de refrescar las ideas del equipo de Marcelino, que por otro lado no eran tantas ni tan complejas: se trataba de apretar más arriba y aumentar el dinamismo en el juego. Lo hicieron los rojiblancos, pero su trato al balón continuó siendo manifiestamente mejorable, por decirlo con un poco de ternura. O con mucha, vaya. Ahora bien, su despliegue le sirvió al menos para jugar un rato en campo contrario y crear una magnífica ocasión en el minuto 44. A Nico Williams, bien asistido por Raúl García dentro del área, se le fue su disparo por muy poco.
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La segunda mitad fue un toma y daca pasado por agua, bajo el estruendo de la lluvia picando en la cubierta de La Catedral. Dicho así, uno puede imaginarse una pugna trepidante, un pulso lleno de emoción y alternativas. De manera que hay que matizar. Fue un toma y daca insulso y trompicado, que parecía condenado a terminar en tablas pese a que los dos equipos no se conformaban con ese resultado. El Athletic quería ganar porque era su obligación y el Rayo porque Iraola es un entrenador valiente y con un magnífico futuro que no sale a los partidos a hacer cuentas con la calderilla. Los dos técnicos, de hecho, hicieron cambios ofensivos mediada la segunda mitad. Y lo cierto es que al de Usurbil le acabaron saliendo bastante mejor. Mientras Iñaki Williams y Berenguer no aportaron nada, Bebé y Falcao dieron mucha guerra a la retaguardia rojiblanca. Tanta que entre ambos fabricaron el gol de la victoria en el descuento.
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