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Athletic - Rayo Vallecano | Liga Santander Jornada 6: directo y crónica

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ignacio pérez
Athletic - Rayo Vallecano | Liga Santander Jornada 6

Los Williams desatan un huracán

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El Athletic se lleva ante el Rayo un partido abierto y divertido, toda una fiesta del fútbol en la que los dos hermanos tuvieron un papel decisivo en la victoria de su equipo

jon agiriano

Sábado, 17 de septiembre 2022

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El duelo entre maestro y discípulo acabó siendo lo mejor que podía ser, una fiesta del fútbol entre dos equipos que honraron este juego durante 96 minutos excitantes. Ganó el Athletic con justicia, apoyado en el huracán que desataron los hermanos Williams, implacables a la hora de aprovechar los espacios que dejó un Rayo valiente, hasta la temeridad durante la última media hora de la primera parte. Pocas noches más divertidas se van a ver esta temporada en San Mamés, que disfrutó de lo lindo en un choque que tuvo de todo: cinco goles, otros tres anulados (dos de ellos por milímetros), acciones bellísimas, alternativas, verticalidad, emoción, regresos esperados como el de Ander Herrera. Un espectáculo, en fin.

La victoria supone todo un espaldarazo para el Athletic, que necesitaba dar una alegría a su público tras la derrota ante el Espanyol. Y de paso marcar algunos goles, por supuesto, para no seguir una semana más mirando las estadísticas de goles como si fueran un techo agrietado y con telarañas. Pues bien, esto es justo lo que hizo en un partido que, si algo dejó claro, es que el de Valverde está hecho para correr. Ante rivales que acumulan mucha gente atrás y cierran todas las puertas con picaportes, su sufrimiento es de sobra conocido. Ahora bien, con las puertas abiertas y el aire corriendo, el Athletic es un equipo temible. 'Born to run', sería su lema. Y nadie mejor para representarlo que los hermanos Williams, decisivos ayer. Entre ambos hicieron un auténtico descosido al Rayo.

Lo cierto es que el partido no pudo comenzar peor para el Athletic, que a los cuatro minutos se llevó un susto en el primero de los misiles que lanzó Isis Palazón y justo después vio cómo el Rayo se adelantaba tras un error garrafal de Iñigo Martínez. El central de Ondarroa se dejó robar la cartera por Camello, que asistió a la perfección a Trejo para que empujara. Como la pasada temporada, los rojiblancos comenzaron encajando a los cinco minutos, pero esta vez su reacción fue mucho más positiva y visceral. El equipo aumentó el voltaje de su presión y empezó a explotar con inteligencia la debilidad del Rayo en la zona media, que unida a su defensa adelantada le convertían en un equipo vulnerable si se le sabía atacar.

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Y el Athletic dio una lección en este sentido. En el minuto doce, un magnífico contragolpe entre Dani García, Sancet y los hermanos Williams estuvo a punto de convertirse en el empate a uno, que llegaría poco después. Dani García vio con el catalejo un desmarque de Iñaki Williams por detrás de Lejeune y le salió un pase medido. El 9 rojiblanco lo hizo esta vez a la perfección, empezando por un control orientado exquisito y terminando con un remate letal que entró lamiendo el poste. El gol terminó de animar al Athletic, que se sentía a gusto con eso que se llama la dinámica del partido. Es cierto que Isis, un futbolista que lo hace todo bien, hizo temblar el larguero justo después del empate, pero superado el susto los rojiblancos siguieron a lo suyo, esta vez, a diferencia de otras, con una extraordinaria lucidez para atacar el área de Dimitrievski. No sólo se trataba de buscar las espaldas de los centrales sino de explorar bien las bandas, por las que el equipo de Iraola suele sufrir en defensa más de la cuenta.

El 2-1 fue la mejor demostración de ello. Una rápida combinación de los rojiblancos por la izquierdas terminó en un pase atrás de Berenguer que Sancet, llegando solo, embocó con maestría. Los madrileños quedaron noqueados unos instantes, los suficientes para que el Athletic, desatado, le hiciera un destrozo. Un gran pase de Yeray en profundidad, como el de Dani García en el 1-1, lo aprovechó esta vez Nico Williams para llevarse el balón en carrera, plantarse delante de Dimitrievski y batirlo con maestría. Como el golazo en Elche, fue una de esas acciones que hacen subir como la espuma no sólo las esperanzas puestas en él por la afición sino su cotización.

El Rayo tuvo la suerte de que los daños del huracán no fueran a mayores, entre otras razones porque el VAR anuló el 4-1, obra de Iñaki Williams, por uno de esos fueras de juego por milímetros que provocan dos sensaciones opuestas, ambas muy humanas. De enfado cuando uno resulta perjudicado, como era ese caso, y de alivio cuando te beneficia, como ocurrió en la segunda parte, a la altura del minuto 63, con un gol de Camello que hubiera sido el 3-2. Para entonces, tras el descanso, el partido había bajado de revoluciones, como es natural, y la tropa de Iraola era más sólida en la medular con Ciss, pero seguía siendo divertido, de ida y vuelta. Los Williams seguían haciendo de las suyas, al galope por la pradera, y Muniain falló dos ocasiones clamorosas. El Rayo, sin embargo, no se rendía.

Había que contar, además, con el factor Falcao, que cuando saltó al campo hizo a algunos santiguarse. Lo del delantero colombiano con el Athletic empieza a ser una fijación digna de expediente X. En esos pensamos todos cuando, en el minuto 79, marcó de volea y en escorzo, adelantándose a Iñigo Martínez, uno de los golazos del año. De manera que al Athletic, después de tanto disfrute, también le tocó sufrir un poco, lo que dio más valor a la victoria.

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