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JON AGIRRE
Sábado, 7 de mayo 2022, 00:42
Por segunda semana consecutiva, la Real Sociedad tropezó fuera de casa al caer en el Ciutat de Valencia (2-1) y se complica el sueño europeo. El Athletic tiene a tiro la sexta plaza que ocupa el cuadro txuri urdin ya que, en caso de vencer hoy al Valencia en San Mamés, se colocará a tan solo dos puntos de los guipuzcoanos.
La tropa dirigida por Imanol Alguacil encajó una derrota justa, pues la Real no supo imponer su juego y el Levante acertó en las ocasiones que tuvo. O, al menos, acertó más que los visitantes. Se podría poner como excusa el penalti que dio la victoria a los granota en el minuto 87, decir que fue riguroso y que el levantinista Roger puso mucho de su parte. Pero sería mirar hacia otro lado en el caso de los blanquiazules.
Imanol volvió a apostar por un 4-4-2 sin jugadores de banda. Ya dice el libreto que hay que juntar a los buenos por dentro y así lo hizo el entrenador de la Real. Zubimendi, Merino, Silva y Raphael combinaron hasta hartarse, aunque no siempre con la profundidad necesaria. Solo cuando consiguieron recibir en la espalda de los pivotes granotas consiguieron crear peligro. Y en las ocasiones que la Real rondó el área levantina, le faltó nuevamente mordiente.
Más allá de las estadísticas, el encuentro volvió a dejar la sensación de que la Real quiere llevar el balón hasta la portería pase a pase. Hubo pocos disparos lejanos, y eso que el gol de la pasada semana contra el Rayo llegó de esa forma. En las contadas ocasiones que los txuri urdin miraron a portería, les faltó puntería. Sorloth dio en el poste e Isak en el larguero, Cárdenas evitó el gol en una picada del delantero sueco y a Gorosabel le faltó fuerza en su chut. Cuatro ocasiones muy claras de gol en la primera parte, pero quien pegó primero fue el Levante al culminar Miranda una contra nada más comenzar el segundo acto.
Con el cabezazo de Silva, que remató con un convencimiento propio de un '9' tras llegar desde segunda línea, la Real logró empatar. Pero las sensaciones del conjunto de Imanol no habían cambiado. Carecía de fluidez en el juego, faltaba chispa en los metros finales, mordiente en el último pase y, sobre todo, tirar a portería. No fueron pocas ocasiones en las que los jugadores de la Real rizaron el rizo dando un pase más en vez de buscar el disparo. El castigo llegó cuando el partido agonizaba con el penalti transformado por Melero.
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