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Athletic - Villarreal | Liga Santander Jornada 10: Fiesta grande en San Mamés

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manu cecilio
Athletic - Villarreal | Liga Santander Jornada 10

Fiesta grande en San Mamés

En su regreso a la competición, el Athletic hace disfrutar a su público con un partido intenso y una justa victoria ante un Villarreal que notó el desgaste de Europa

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Sábado, 23 de octubre 2021

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El regreso del Athletic a la competición y del público a San Mamés sin restricciones terminó con victoria de los rojiblancos y una gran fiesta en las gradas. Es decir, de la mejor manera posible. El equipo de Marcelino mereció los tres puntos ante un Villarreal que dejó detalles de su calidad indiscutible pero no alcanzó a aguantar el pulso a los locales y, además, se condenó en el último cuarto de hora con dos penaltis. Muniain, el mejor del equipo ayer, marcó el primero, señalado a instancias del VAR, y puso el 2-1 con el que acabó el partido. Berenguer, por el contrario, falló el segundo y obligó al Athletic a sufrir en los instantes finales.

Athletic

Simón; Lekue, Vivian, Íñigo, Balenziaga; Berenguer (Nico, m.87), Vencedor, Dani (Vesga, m.90), Muniain (Zarraga, m.87); Raúl (Sancet, m.72) y Williams (Villalibre, m.72).

2

-

1

Villarreal

Rulli; Foyth (Aurier, m.65), Albiol, Pau, Estupiñán; Pino (Moreno, m.63), Capoue, Parejo, Coquelin (Raba, m.63); Danjuma y Gerard Moreno (Chukwueze, m.21).

  • Incidencias 38.698 espectadores en San Mamés.

  • Árbitro Cuadra Fernández.

Fue la segunda victoria consecutiva en San Mamés, donde el Athletic, como Marcelino insiste siempre que puede, debe tener un fortín si quiere alcanzar sus objetivos a final de temporada. Por el trabajo que hizo ayer, se puede decir que el Athletic va por el buen camino. Había preocupación por la manera en que el parón de tres semanas podría afectar a su ritmo de juego. Pues bien, lejos de resentirse, los rojiblancos se mostraron lo fuertes, intensos y constantes que necesitan para ser un equipo competitivo. El Villarreal, en cambio, sí que notó el peso de la batalla del miércoles contra el Young Boys. Como también notó la pérdida de Gerard, lesionado en el minuto 21, y la de Foyth en la segunda parte. Sobre todo porque sus dos sustitutos, Chukwueze y Aurier, no dieron una a derechas.

El partido comenzó con una gran jugada colectiva del Villarreal sacando el balón desde su área y acabando en la de Unai Simón con un remate de Danjuma, el mejor de largo de su equipo. Fue una carta de presentación espectacular de la tropa de Emery y más de un aficionado rojiblanco sintió en ese instante un ramalazo de vértigo. El Athletic, sin embargo, reaccionó de la mejor manera posible: con valentía y carácter. Se fue a presionar arriba y lo hizo con la intensidad y la coordinación exactas, hasta el punto de que obligó a recular a los levantinos. En el minuto 11, sólo la mala suerte evitó un gol de Williams. Asistido por Muniain, el delantero bilbaíno estrelló el balón en el larguero tras rozar en un defensa.

Fue como un presagio del 1-0, que llegaría tres minutos después en una perfecta jugada coral del Athletic. Merece el relato completo. Williams robó un balón presionado con voracidad y se lo dio a Balenziaga que abrió muy bien a Muniain. Williams había salido en carrera y el capitán le envió el balón en profundidad. El pase con la izquierda del 9 rojiblanco permitió que Raúl García rematara en la boca de gol. En el banquillo, Marcelino era la imagen de la felicidad, teñida de un cierto asombro. Y hay que entenderle. A un grupo con las dificultades del Athletic para la caligrafía en el campo rival, tan acostumbrado a los borrones en el área contraria y sus aledaños, acababa de salirle un jugadón propio de esos grandes equipos que te matan en un pestañeo.

El gol aumentó la ambición del Athletic, que siguió percutiendo y estuvo cerca de marcar el segundo en un cabezazo de Iñigo Martínez en un córner. Rulli se agachó y se encontró con el balón en la rodilla. La ocasión fue clarísima y el Athletic no tardó en lamentar no haberla aprovechado. Especialmente, el propio Iñigo Martínez, protagonista indeseado del empate del Villarreal. Primero, colocándose mal y habilitando la posición de Danjuma. Y luego, después de que el holandés superase a Vivian y cediese a Coquelin, desviando sin querer el disparo del francés. Vamos, que todo lo que podía salirle mal le salió mal al central de Ondarroa en esa jugada que dio un giro al partido.

El equipo de Emery se rehizo y empezó a dejar detalles. El mejor, un slalom espectacular de Foyth. El Athletic, en cambio, agradeció la llegada del descanso. Dolido por el esfuerzo baldío y la mala suerte, perdió un poco el oremus y dejó que su rival se viniese arriba. ¿Cuánto? Esta era la pregunta antes de la reanudación. La respuesta llegó pronto. Tampoco mucho. Al submarino amarillo le faltaba potencia y a los leones, la determinación que habían mostrado en la primera media hora. El resultado fue un pulso igualado, aunque es cierto que el mayor peligro estaba en las botas de Danjuma. Que se lo pregunten a Unai Simón, que en el minuto 57 tuvo que hacer la parada de la noche para evitar el 1-2 tras un jugadón del holandés.

A partir del minuto 70, sin embargo, el Athletic dio una vuelta de tuerca al partido. El equipo agradeció las entradas de Oihan Sancet y Villalibre, pero sobre todo la actividad de Muniain ante unas rivales que empezaban a llegar tarde y no supieron defenderle. Alberto Moreno, además, cometió uno de esos errores que en el fútbol moderno, con la lupa que todo lo ve, se convierten en mortales. Pisó a Vencedor dentro del área en una disputa y el VAR le condenó. Muniain marcó el 2-1 y poco después provocó una segunda pena máxima, en este caso en un inocente y evitable golpe de Estupiñán. Berenguer no se ha estrenado esta temporada y le pidió lanzarlo. El capitán fue generoso, quizá en exceso porque el exjugador del Torino falló. Su error hizo inevitable el sufrimiento final, pero incluso hasta esos apuros acabaron dando más color a la fiesta.

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