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Athletic-Villarreal | Liga Santander Jornada 12

El Athletic despierta y acaba pasando el rodillo

Athletic 1 - Villarreal 0 ·

Los rojiblancos, dormidos más de media hora, reaccionan a tiempo y pasan por encima del Villlarreal en una segunda parte vibrante

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Domingo, 30 de octubre 2022

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Objetivo cumplido. Había que ganar para ahuyentar el fantasma de la vuelta a las andadas, el espectro de un equipo condenado a repetir aciertos y errores hasta acabar en mitad de la tabla, aburrido, prisionero de la monotonía. Y el Athletic ganó con todo merecimiento. Lo hizo gracias a una segunda parte estupenda en la que arrolló a un Villarreal que se desinfló tras el descanso de un modo sorprendente. No es fácil ver metamorfosis tan aparatosas como la del equipo de Quique Setién este domingo en San Mamés. Fino y elegante durante más de media hora, se convirtió después en un grupo destartalado por completo.

Los rojiblancos se aprovecharon de ello con una metamorfosis inversa. Pasaron de simples espectadores, de estar dormidos, de perseguir el balón que movía con parsimonia el Villarreal como los galgos persiguen la liebre de mentiras del canódromo, a ser los protagonistas absolutos de la función. Si no acabaron goleando fue porque ya se sabe que el acierto de cara a puerta no es lo suyo. Raúl García, Nico Williams y Vencedor desperdiciaron tres oportunidades clamorosas. De manera que hubo que conformarse con un único gol de Iñaki Williams, justo antes de la hora. El delantero centro del Athletic estuvo implacable en el mano a mano con Rulli tras recibir una gran asistencia de Raúl García, que fue la novedad en el once de Valverde ocupando el sitio de Muniain. El navarro se fue con una gran ovación, más que merecida por su buen trabajo, cuando fue sustituido por Vencedor en el minuto 68.

Athletic

Unai Simón; De Marcos (Lekue, 29'), Yerai Álvarez, Íñigo Martínez, Yuri; Sancet, Vesga; Nico Williams, Raúl García (Vencedor, 69'), Berenguer (Guruzeta, 82'); e Iñaki Williams (Morcillo, 82')

1

-

0

Villarreal

Rulli; Kiko Femenia (Del Moral, 86'), Mandi, Pau Torres, Alberto Moreno; Lo Celso (Trigueros, 25'), Parejo (Cuenca, 86'), Coquelin; Chukwueze (Jackson, 64'), Danjuma y Morales (Pino, 64').

  • GOLES 1-0, Iñaki Williams (58')

  • ÁRBITRO Ortiz Arias (comité madrieño). TA: Raúl García, Vesga; Alberto Moreno

El partido empezó con un Athletic en versión 'a verlas venir'. Y lo que iba y venía, por supuesto, era el balón que los jugadores del Villarreal se pasaban entre ellos, casi siempre siguiendo la batuta de Parejo y Lo Celso. A la media hora, la posesión del equipo de Quique Setién era de un 70%. De haber tenido el colmillo un poco afilado o de haber evitado algunos ejercicios de manierismo al entrar al área de su rival, podía haber haber hecho mucho daño a un Athletic tan incómodo que, por momentos, pareció no tener ni idea de lo que hacer en el campo aparte de intentar algún robo peligroso cuando los levantinos intentaban salir con la pelota jugada o se liaban con el tiki-taka. Como propuesta de partido, la verdad, era muy poco sugerente.

Lo peor, y más con el precedente del triste partido en el Camp Nou, era la sensación de inferioridad, de falta de argumentos ante un equipo que hilaba e hilaba, como una araña laboriosa, pero sin llegar a crear verdadero peligro. Ningún futbolista rojiblanco se rebelaba en ese momento contra la inercia de ese juego insulso. Por fortuna -y a ello contribuyó en parte la lesión de Lo Celso, que tuvo que retirarse en el minuto 24-, pasaba la media hora el Athletic abrió los ojos. Comenzó a presionar con más coraje, a buscar a Berenguer y a Nico Williams, a tirar centros...No era nada del otro mundo, pero esa subida de decibelios le permitió comenzar a acercarse con peligro a la portería de Rulli. Parejo dio un buen susto a su portero en un desvío con el pecho en el minuto 35, una jugada a la que siguió un centro con mucho veneno de Iñaki Williams y una peligrosa llegada de Berenguer, aunque en fuera de juego.

El Athletic era otro y el Villarreal, también, más espeso e impreciso, desde luego menos cómodo. De la tumbona había pasado a un taburete de madera, que por otra parte es lo mínimo que podía esperar de una visita a San Mamés. Y especialmente Setién que en sus 16 visitas a La Catedral como jugador y entrenador sólo había ganado una vez, hace treinta años. Sólo por esta estadística, hay que suponer que el entrenador cántabro alertaría durante el descanso del riesgo que supone un Athletic despierto y cada vez con más confianza. Y de la obligación, por supuesto, de apretar los dientes e igualarles a los rojiblancos la intensidad en el juego si no querían acabar derrotados.

Si el mensaje de Setién fue ese, sus jugadores no le hicieron ningún caso. O quizá es que no pudieron ante la ofensiva comanche del Athletic, que se desató como le gusta a San Mamés. Raúl García falló en el minuto 48 la primera de las dos ocasiones que alguien como él no suele fallar. Justo después, Berchiche lanzó un cañonazo que se fue por poco. El Villarreal no sabía por dónde le daba el aire y comenzaba a flaquear e defensa. Pau Torres la empezó a liar. Es un futbolista con unas grandes condiciones, nadie lo duda, pero se le comienza a detectar un grave defecto: cada día juega más sobrado. Y si hay un puesto en el que se necesita humildad, incluso una naturaleza pesimista, como ha dicho alguna vez Carlo Ancelotti, es el de central.

Una pérdida del internacional castellonense estuvo a punto de suponer el 2-0, pero Raúl García no tenía bien este domingo el punto de mira. Como no lo tuvieron Vencedor, sólo centrado sobre la raya del área grande, o Nico Williams en el minuto 76 en una llegada que terminó con un zurdazo a las nubes. Aunque lo importante era amarrar la victoria, que no estuvo en peligro porque el Villlareal apenas apareció arriba en un remate de Danjuma, fue una pena que el Athletic no acabara logrando una renta más amplia. Y que el festival ofensivo de la segunda parte, con un Sancet tan enchufado tras una primera mitad en la que había pasado desapercibido que Valverde le mantuvo los noventa minutos, un notición, hubiera recibido el premio de un marcador más holgado.

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