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Los destinos del Athletic y Osasuna se han cruzado más que nunca esta temporada, hasta el punto de que se han convertido en rivales directos cuyos enfrentamientos ya agitan, con una cierta marejadilla, los entornos de los dos clubes. Los navarros ganaron el duelo de la Copa y sus aficionados no dudaron en alentar el pique con los vizcaínos con cánticos sarcásticos sobre la gabarra. Casi dos meses después, mañana mismo, se decidirá el segundo gran duelo de la temporada, el de la Liga. Lo que ocurra en El Sadar será definitivo para el equipo de Arrasate, obligado a ganar, y casi definitivo para el de Valverde, que si no suma los tres puntos tendría muchas posibilidades de tener que puntuar en el Bernabéu la última jornada, además de ganar al Elche, por supuesto, para ser séptimo y entrar en la Conference.
Digámoslo sin miedo: lo de esta noche es casi una nueva final. Y la mejor manera de acercarse a ella pasa por analizar los tres partidos que, en apenas cuatro meses, han disputado este año Athletic y Osasuna: el de Liga el pasado 9 de enero en San Mamés y los de Copa el 1 de marzo y el 4 de abril. Las conclusiones son realmente interesantes, sobre todo por la claridad con la que muestran las diferencias que han existido entre dos equipos que, por otro lado, tienen bastantes similitudes, por ejemplo todas las que se refieren a la intensidad del juego.
El retrato de los rojiblancos no puede ser más certero, especialmente la parte en la que se muestra su punto débil, la causa fundamental de sus males en estos tres partidos: la falta de efectividad. Ya en el primer encuentro, los pupilos de Valverde no pudieron estar más imprecisos en la finalización de las jugadas y en sus remates. Sumaron 17, tres de ellos entre los tres palos, y no marcaron ningún gol. Tampoco los hizo Osasuna, pero eso ya tuvo mucha más lógica ya que los rojillos sólo firmaron tres remates. En la ida de la Copa, hubo mucha más igualdad –los navarros remataron nueve veces y los bilbaínos, ocho–, pero Abde se bastó para desequilibrar el marcador.
En la vuelta, con San Mamés vibrando como en sus mejores noches, se repitió la historia del desperdicio rojiblanco. De los 23 remates del Athletic sólo seis fueron entre los tres palos, entre ellos el que significó el gol de Iñaki Williams tras uno de los 18 córners que sacó su equipo. Osasuna remató mucho menos –sólo ocho, dos a portería–, pero también acabó marcando al final de la prórroga. Las cuentas son fáciles de hacer. En estos tres derbis, los rojiblancos marcaron un gol después de 48 remates. Los rojillos, por su parte, hicieron dos goles con veinte. La diferencia es tan espectacular que, si no fuera porque tres partidos no son suficientes para establecer una conclusión seria, se podría sacar un titular de impacto: el Athletic necesita cinco veces más remates que Osasuna para marcar un gol.
Otra de las diferencias que ha destacado en estos tres enfrentamientos vasco-navarros ha sido la relativa a la posesión. El Athletic siempre ha tenido más tiempo la pelota, incluso en la ida de la Copa (un 55%). El total es de un 59% para los de Valverde y un 41% para los de Arrasate. La posesión, por tanto, ha sido un factor irrelevante en los resultados.
Está visto que los rojiblancos no disfrutan con ella y que los rojillos no sufren por no tenerla. ¿Qué ocurrirá mañana? Aunque los precedentes apuntan a una dirección, la verdad es que no es fácil saberlo. Puede que el guión no se repita del todo, que cambien algunas líneas. Por un lado, porque Osasuna no podrá especular nada y tendrá que arriesgar algo más. Y por otro porque, con las lesiones, el Athletic ha perdido solidez defensiva y quizá eso le lleve a arriesgar menos.
Equilibrio
Todo indica que será un partido cerrado entre dos equipos bastante igualados más allá de sus diferencias. De hecho, en los nueve encuentros que les han enfrentado desde que Osasuna volvió a Primera en la temporada 2019-20, los resultados no han podido ser más equilibrados: tres victorias, tres empates y tres derrotas para cada bando. La efectividad, por tanto, volverá a ser decisiva.
El Athletic lleva 14 goles más que Osasuna en la Liga (46 frente a 32); en principio una diferencia muy grande. Sin embargo, conviene matizarla. Porque lo cierto es que en los partidos entre ambos y contra los rivales de más nivel esa diferencia no sólo desaparece sino que es levemente favorable a Osasuna. En los 14 partidos que han disputado contra los siete primeros clasificados de la pasada Liga, por ejemplo, los rojillos han marcado 10 goles mientras que los rojiblancos sólo han hecho 6 en 13 (les falta la visita al Madrid). La Conference, en fin, puede ser al final una cuestión de puntería.
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