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Espanyol - Athletic | Liga Santander Jornada 11

La maldición existe

El Athletic, pese a los cinco cambios en el once, hace un gran partido, pero un desperdicio de ocasiones clamoroso le impide romper su histórica mala racha en las visitas al campo del Espanyol

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Martes, 26 de octubre 2021

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La maldición en las visitas al campo del Espanyol existe. Lo teníamos bastante claro después de 23 años consecutivos sin lograr una victoria, pero después de lo visto ayer ya no lo puede negar ni el racionalista más frío y escéptico. Se hace difícil recordar un partido fuera de casa en el que el Athletic haya creado tantas ocasiones claras para marcar y su desperdicio haya sido tan abultado. De no creer. Cuando Berenguer falló una oportunidad clamorosa en el minuto 88 -Diego López estuvo sensacional todo el partido pero ese remate debió ser gol- se vio que no había nada que hacer. La suerte estaba echada. En concreto, la mala suerte, que persigue a los rojiblancos en Cornellà como antes les perseguía en Montjuic. De hecho, ayer no sólo ganaron sino que perdieron a Iñigo Martínez antes del partido y a Vivian en la segunda parte. Y encajaron el gol por un penalti de verdadera mala suerte.

Fueron una lástima los dos puntos que dejó escapar el equipo de Marcelino. Basta con observar la clasificación para comprobarlo. Ahora bien, más allá de la frustración inevitable, de las ganas locas de comer cerillas tras el pitido final, el partido dejó una muy buena noticia: la de que la progresión del equipo, como dijo el lunes el técnico de Careñes, parece imparable. Ayer fue muy superior a un Espanyol destartalado e incomprensible. El dato de sus 23 remates, una cifra que remite a los mejores tiempos de las cabalgadas comanches con Bielsa, resulta fantástico por lo que supone de personalidad y carácter. Quien mejor representó estos valores fue Lekue, que esta vez jugó en la banda izquierda, El bilbaíno hizo un partido redondo en todos los conceptos y asistió con maestría a Iñaki Williams en el 1-1. A este paso no es que vaya a mantener su titularidad sino que puede convertirse en indiscutible.

Espanyol

Diego López, Aleix, Cabrera, Pedrosa, Gómez, Darder (López m.89), Melendo (Yangel, m.57), Morlanes (Dimata m.67), Embarba (Vadillo m.89), Melamed (Puado m.67) y RDT.

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Athletic

Simón, Yeray, Lekue, De Marcos, Vivian (Nuñez m.57), Vencedor (Dani, m.71), Muniain (Raúl, m.71), Vesga, Nico (Berenguer, m.71), Sancet (Morcillo m.84) e Iñaki Williams.

  • GOLES 1-0 M.33 De Tomás (penalti). 1-1 M.52 Iñaki Williams

  • ÁRBITRO Ortiz Arias (madrileño). TA: Herrera (73') / Berenguer (75'). TR: De Tomás (93').

  • INCIDENCIAS 39.331 espectadores en San Mamés. Árbitro: Melero López

Desde el pitido inicial fue inevitable poner la lupa en el rendimiento del Athletic tras la marejada de cambios. Cinco, en concreto. Pese a la lupa, era la nuestra una mirada tensa y aprensiva teniendo en cuenta todas las veces en las que las rotaciones a mansalva han sido un condena para los rojiblancos. Pues bien, el carrusel de novedades no pasó factura al equipo. La actitud de los pupilos de Marcelino fue impecable. Tanto que, pese a los errores en los pases en el primer cuarto de hora, sobre todo de Vesga y Vencedor, el Athletic dominó y no dejó de llegar al área de Diego López. Pocas veces se le ha visto hacerlo con esa constancia, con una voluntad tan decidida y descamisada de ir a por los tres puntos sin importarle demasiado los peligros del rival.

El problema, una vez más, estuvo en la finalización de las jugadas; es decir, en un aspecto del juego que es muy difícil de entrenar y que es, de lejos, el gran defecto de este Athletic. De haber tenido finura en los últimos pases y una pegada aceptable, el primer tiempo hubiera acabado con un par de goles de ventaja. Sin restar méritos a un soberbio Diego López, fue increíble que entre Sancet y Muniain no firmarán el 0-1 al cuarto de hora. Ambos navarros volvieron a disponer de dos claras ocasiones en el minuto 24 y en el 39, como las tuvieron los hermanos Williams en el 29 y el 45. Y no hubo manera. Todo eran llegadas, algunas propiciadas por los errores y regalos de la defensa periquita, incapaz de soportar la presión del Athletic. Y todo eran frustraciones.

Lo peor, en cualquier caso, es que el Espanyol acabó adelantándose en un golpe de suerte. Sólo así se puede calificar la mano involuntaria de Vesga que supuso el penalti que significó el 1-0, obra de Raúl de Tomás. El equipo de Vicente Moreno había llegado poco, salvo algunas incursiones de R.D.T. y de Embarba y Aleix Vidal por la banda. Y, sin embargo, se fue al descanso en ventaja; cosas del fútbol que el Athletic intentó arreglar a marchas forzadas en la reanudación. Desde el primer minuto. Williams amenazó nada más comenzar y Aleix Vidal no tardó en pegarse un tiro en el pie -el hombre se los dejó ayer como un colador- que permitió a Lekue robarle el balón y dar un magnífico pase de la muerte. El mayor de los Williams lo aprovechó para empatar.

El Athletic no podía conformarse con ese resultado, básicamente, por su superioridad manifiesta. Es cierto que el juego entró en una especie de desenfreno hipnótico. Por momentos, aquello pareció una función del circo Ringling. Pero la ambición de los rojiblancos y sus cascadas de ocasiones le debieron otorgar una amplia victoria. El desperdicio, sin embargo, fue brutal. Muniain, por ejemplo, dejó pasar hasta cuatro ocasiones. Habrá que resignarse, en fin, de cara a las próximas temporadas. Ya dijo 'El Guerra' que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Ganar en el campo del Espanyol, por ejemplo. Si el Athletic no lo hizo ayer no lo hará nunca.

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