La Catedral tenía ganas de partido anoche contra el Barcelona. La goleada encajada en Liga, los pitos de la afición culé, Neymar... eran muchas las razones para que la afición rojiblanca se volcara con el Athletic. Luis Enrique fue una más. Antes del partido, el entrenador azulgrana mostró su «extrañeza» por la designación de González González para dirigir el encuentro. El trencilla no gustaba en el entorno azulgrana por ser quien permitió el juego duro -desde la perspectiva culé- en el derbi liguero contra el Espanyol.
Estas palabras fueron interpretadas en Bilbao como una forma de presionar la labor del árbitro. San Mamés no lo olvidó y cantó durante el encuentro «¡que pite Luis Enrique!, ¡que pite Luis Enrique!».
Preguntado en la rueda de prensa posterior sobre sus palabras, siguió en sus trece. «¿Presión al árbitro? «Jamás he hablado de los colegiados como entrenador, a lo mejor como jugador sí. Me reafirmo en lo que dije».
Ya respecto el resultado obtenido (1-2), el técnico asturiano acabó «muy satisfecho» con el resultado y las prestaciones del Barcelona, aunque destacó las dificultades en las que le puso el Athletic. «En la primera parte encontramos soluciones, pero no así en la segunda. Pero a pesar de su constante presión, nos han generado pocas ocasiones. Me voy satisfecho con lo que vi», afirmó el técnico azulgrana tras el choque copero de San Mamés.
Para finalizar, sorprendió Luis Enrique cuando se le preguntó por la ausencia de Luis Suárez y las dudas mostradas en la víspera sobre el colegiado González González. «Tenía un whatsapp personal en el que ya me decían que Suárez no iba a jugar. Es broma pero lo digo».