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No es cierto que en el fútbol pueda discutirse de todo. Hay algunas cosas indiscutibles. Por ejemplo, que Nerea Onaindia (Getxo, 1970) es la primera ... leyenda que dio el Athletic femenino y una de las pioneras que exploró nuevos territorios y abrió el camino al fútbol de las mujeres en Bizkaia. Toda una institución, en suma. Onaindia jugó siete temporadas en el Bizkerre, otras siete en el Sondika y dos en el Leioa, desde donde participó junto a su marido, el entrenador Iñigo Juaristi, en las negociaciones para la creación del Athletic femenino.
La culminación de este sueño le llegó ya con treinta años, un poco tarde, aunque no lo suficiente como para ganar tres títulos de Liga consecutivos entre 2003 y 2005 y convertirse en la primera jugadora en marcar un gol en San Mamés. Ahora es una aficionada que ve los partidos con un sano equilibrio paradójico: con pasión pero sin alterarse demasiado.
- ¿Cómo le dio por el fútbol?
- No sé, supongo que fue algo innato. Me gustaba desde cría. Yo jugaba a todo: con las muñecas, con el patinete, con el balón... A la ikastola iba todos los días con el balón.
- ¿Tenía antecedentes de futbolistas en su familia?
- Qué va. Mi aita era deportista y le gustaba jugar al fútbol, pero era más de atletismo y de frontón. Y yo era la pequeña de cuatro hermanas y ninguna jugaba. Supongo que lo llevaría en la sangre. Y luego se me daba bien. En la ikastola era muy aceptada por los chicos porque, en esas edades en las que todavía no hay tanta diferencia física, tenía tanto nivel como ellos.
- ¿Seguía mucho al Athletic?
- Lo seguía, pero no era como ahora, que puedes ver todos los partidos. De cría, además, tampoco podía ir a San Mamés porque no éramos socios. Me impresionó mucho la primera vez que fui. Fue en el partido de homenaje a Guisasola.
- ¿Qué recuerda de sus primeros años como futbolista?
- El primer partido que jugué fue uno de fútbol sala con el Bizkerre en la playa de Ereaga, con unas zapatillas viejas y una camiseta que nos dieron. Pero lo que más recuerdo era lo que me gustaba ir a entrenar y a jugar.
- En aquella época imagino muchos brotes de machismo o de condescendencia, que a veces es casi peor.
- Era otra época, efectivamente. Yo al principio tuve que convencer a mi madre para que me dejase ir a entrenar los días de lluvia, ja, ja. Hubo compañeras que eran muy buenas y lo dejaron porque les decían que se les iban a poner las piernas gordas, cuando es todo lo contrario. El machismo, realmente, lo sentimos con la directiva del Sondika y por eso nos fuimos. Éramos uno de los mejores equipos del Estado, pero también éramos las últimas en todo, hasta para ducharnos. El campo de hierba no lo veíamos ni de casualidad. Marcharnos al Leioa supuso perder la categoría, pero fue la mejor decisión que pudimos tomar.
su afición por el fútbol
- ¿Imaginaba entonces la posibilidad de un equipo femenino en el Athletic?
- Era algo con lo que soñabas a veces, pero yo por mi edad pensaba que ya no iba a ser para mí. Y, sin embargo, lo fue.
- Usted y su marido, el entrenador Iñigo Juaristi, eran también directivos de aquel Leioa y estuvieron en las negociaciones con el Athletic. ¿Recuerda cómo fue el primer contacto?
- Fue con Ernesto Valverde, que entonces trabajaba como ayudante de Andoni Zubizarreta en la dirección deportiva. Javier Uria era el presidente. Todo se desarrolló con mucho secreto. La verdad es que fueron unos meses muy intensos. Trabajamos mucho, nos implicamos a tope. Jugar, entrenar, trabajar en la directiva... Y compaginando eso con mi trabajo de profesora en una escuela. Salías de casa a las siete y media y volvías a las diez y media.
El gol que dio un título
- Ha pasado a la historia por ser la primera jugadora del Athletic en marcar un gol en San Mamés. Ante 23.000 espectadores, además. Supongo que no olvida nunca ese día porque, poco después de marcar el gol, sufrió una gravísima lesión de rodilla que le tuvo ocho meses en el dique seco. La cara y la cruz del fútbol.
- Así es. Me pareció muy injusto. ¡Después de la alegría del gol, aquello! Bufff. Tuve un bajón, pero con el tiempo piensas en todo lo que has disfrutado con el fútbol, de tantos momentos maravillosos. Siempre he pensando que la lesión me vino por el estrés que tuve en los días anteriores al partido. Porque yo no había tenido ni una rotura de fibras.
- Desde su retirada sigue al Athletic como espectadora. Respecto al femenino, ¿cómo ve su futuro? Usted ganó tres ligas consecutivas entre 2003 y 2005. Su Athletic era el mejor equipo, una referencia. Eso ha cambiado y tiene toda la pinta de ir a cambiar mucho más con una liga profesional, todos los grandes clubes ya implicados en el fútbol femenino y por tanto muchas jugadoras extranjeras.
- Cada vez es más difícil, es cierto. Por eso hay que seguir apostando fuerte por la cantera y lograr que no se vayan las mejores jugadoras.
- Algo complicado, como se está viendo. Y como lo es para el equipo masculino.
- Sí, pero en las chicas es todavía más necesario porque el porcentaje de mujeres que juegan es menor. Yo, de todas formas, confío mucho en Iraia y en que el equipo consiga salir de este bache.
equipo femenino
- Hablemos del masculino. ¿Cuál es su primer recuerdo de la Copa? Por su edad, diría que la victoria en 1984.
- Yo lo que recuerdo de verdad es la gabarra. Mi aita nos llevó a la casa de un amigo suyo que vivía en el muelle Churruca de Las Arenas. Y la vimos desde allí.
- Luego, tras la final de 1985, pasaron 24 años hasta llegar a la siguiente. ¿Llegó a perder la esperanza de que el Athletic volviera a darle esas alegrías que le dio siendo tan joven?
- La esperanza no la perdías nunca, pero es verdad que te ibas acostumbrando a que siempre ganaran el Real Madrid, el Barcelona, alguna vez el Atlético... Y te preguntabas cuándo nos iba a volver a tocar.
- ¿Llegó a plantearse durante esos años de sequía si la filosofía del Athletic tenía sentido y que había llegado el momento de replanteársela?
- No. Nunca me he cuestionado la filosofía. Hay que seguir siendo diferentes. En el Athletic sabemos que no vamos a ganar tanto como los demás, pero que vamos a ganar de forma diferente, única en el mundo.
- Desde 2009, el Athletic ha jugado tres finales de Copa, una de la Europa League, ha ganado dos Supercopas y ahora tiene dos pendientes en abril. Parece que los tiempos han cambiado.
- Es verdad. Parece que ahora tenemos una ilusión cada año. Es algo muy bonito y más en estos momentos tan complicados que estamos viviendo.
- ¿Cómo vivió las finales perdidas? ¿Hay alguna que le dolió especialmente?
- La del Calderón, porque fui allí. Dejamos a las niñas con una de mis hermanas y nos fuimos a Madrid desde el viernes con unos amigos. Vas con una ilusión tremenda y luego, cuando ves cómo te pasan por encima casi desde el primer minuto, pues tienes un bajón tremendo.
- No sé cómo ve usted los partidos del Athletic, si lo pasa mal por los nervios o de una forma más contenida.
- Los vivo con pasión, pero sin alterarme ni ponerme de mala leche.
- En estos dos últimos años no ha sido fácil no alterarse en la Copa.
- Sí, la verdad. Ja, ja. Ha pasado de todo.
- Hablemos de las finales. ¿Cómo ve esos partidos ante la Real y el Barça?
- Los veo factibles, sobre todo el de la Real. Me gustaría que fuese un gran partido que diera una gran imagen del fútbol vasco. Y que gane el Athletic, claro. Y contra el Barça, siendo más complicado, creo que también tenemos opciones de dar la campanada si presionamos muy bien.
- De tener que elegir, ¿cuál preferiría ganar?
- Hay que empezar por la primera y luego ir a por la segunda.
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