«No haber llegado a una final es algo que lo tienes ahí dentro, metidito»

Séptimo goleador histórico del Athletic con 115 goles en 11 temporadas, Ismael Urzaiz es uno de esos mitos rojiblancos que terminaron su carrera con la espina clavada de no haber ganado un solo título.

Incluso de no haber podido disputar una final. Como a Guerrero o Joseba Etxeberria, le tocaron tiempos de sequía y de una cierta confusión. Urzaiz se lamenta de que, en su primera época en el Athletic, con una generación de futbolistas capaces de alcanzar la Champions, el equipo no hubiese puesto el foco en la Copa con la intensidad debida, como demandaba la tradición en el club. Cree que les faltó compromiso, la mentalidad necesaria. Visión histórica, podríamos decir. Pero el navarro tampoco es de los que va por la vida sufriendo por lo que pudo haber sido y no fue. Embajador de la Liga, empresario y representante de jugadores, ahora disfruta como un hincha más con la perspectiva de dos finales apasionantes.

- Dos finales de Copa consecutivas. ¿Se lo hubiera imaginado en sus años de jugador?

- Si imaginarnos una ya era algo excitante, que ahora sean dos me parece algo excepcional.

- Usted pertenece a ese grupo de grandes futbolistas del Athletic que no pudieron ganar un título. De hecho, ni siquiera jugar una final. ¿Le ha quedado esa espina clavada?

- Sí. Después de once temporadas en el club y con una generación buena como la que tuvimos en mi primera etapa, no haber llegado a una final es algo que lo tienes ahí dentro, metidito.

- ¿Qué falló en ese período entre 1985 y 2009? ¿La confianza? ¿La mentalidad?

- Posiblemente los jugadores no nos comprometimos lo suficiente como para llegar a una final. Porque lo cierto es que teníamos potencial. Con Luis Fernández estuvimos regularmente en Europa. Llegamos a la Champions. Por eso te digo que creo que nos faltó compromiso.

- Se refiere a que les faltó tener el objetivo de la Copa entre ceja y ceja, como una absoluta prioridad.

- Exactamente. Yo creo que, si hubiéramos cerrado filas en torno a ese objetivo, lo hubiéramos conseguido. ¡Es que ni siquiera llegamos a estar cerca! Me refiero a aquel grupo. Luego, con Ernesto, llegamos a una semifinal y entonces lo que pasó fue que la fortuna se inclinó del lado del Betis.

- Aquel golpe sí que fue duro porque merecieron pasar.

- Pues sí. Pero, bueno... Por 'h' o por 'b' no lo hicimos.

- Siguiendo con este tema, que es muy interesante. ¿A qué achaca que, durante tanto tiempo, se perdiera la mentalidad copera que había distinguido siempre a este club?

- En nuestro caso, creo que habían pasado tantos años desde el Athletic campeón que estábamos lejos de los jugadores de aquella generación. En nuestro entorno solo estaba Dani. Si algunos de ellos hubiesen venido en un momento para decirnos 'chavales, tenéis que ir a por ello', quizá hubiésemos tenido esa mentalidad. No lo sé. Probablemente, nos faltó esa voz para ponernos esa exigencia.

- Está claro que desde 2009 el club vive un nuevo ciclo. Seis finales, una de ellas de la Europa League, dos títulos de la Supercopa. Se diría que el Athletic ha revivido en cierta forma cuando peor parecían pintar las cosas para el club. ¿Le parece importante de cara a defender la viabilidad de la filosofía, que ya empezaba a ser cuestionada desde muchos frentes?

- Desde luego. Siempre va a haber debate sobre la filosofía, sobre todo cuando el equipo no llega a los mínimos que todos esperamos de un club de la grandeza del Athletic. Yo he vivido momentos delicados y sé lo que es eso. El debate está ahí. No debería ser así, pero lo es y hay que aceptarlo. Lo importante, por tanto, es que el equipo dé alegrías. La gente quiere un equipo que nos represente, que nos reconforte. Hay que ponerse grandes metas. El Athletic es un trasatlántico que lo menos que puede hacer es generar ilusión y orgullo entre sus aficionados.

- ¿Cómo vivió esas finales perdidas, ya como espectador?

- Bueno... En la de Valencia empezamos muy bien y llegamos a pensar que igual se podía hacer la gesta de ganar a aquel Barcelona, que era un equipo casi imposible de batir. Pero la verdad es que en todas las finales estuvimos a distancia de ganar. Por eso la Supercopa, el hecho de ganar en tan pocos días al Madrid y al Barça, nos ha venido muy bien.

- Hablábamos antes de mentalidad y confianza en la Copa. Lo que está claro es que en estos dos últimos años al equipo le ha sobrado. Han sido dos aventuras. Puro vértigo.

- Sí. Los jugadores han ido hasta el final con todo lo que tienen. Esto forma parte de la idiosincrasia del Athletic. Por eso han remontado todos esos partidos y han llegado a las finales.

- Por eso y por la dosis imprescindible de suerte.

- También. Pero en el caso de los penaltis, por ejemplo, también se trata de tener un buen portero. Y tenemos uno excepcional, muy grande, muy rápido, un portero que te puede ganar finales.

- De todos los momentos emocionantes que ha habido en estas dos Copas, ¿con cuál se queda?

- Con el gol de Yuri en Granada.

- Usted siempre ha sido un hombre tranquilo, al menos en apariencia. ¿Lo es también como espectador?

- Veo los partidos en familia, con mi hijo, con mis hijas, que son unas forofas... Y claro, en esos partidos tienes los nervios a flor de piel.

- Hablemos de las dos finales. ¿Considera que la de la Real es la mas importante, la que hay que ganar sí o sí?

- No. Hay que ir a ganar las dos, por supuesto, pero si me preguntas cuál me hace más ilusión, te diría que la del Barcelona.

- ¿Por qué?

- Por lo potente que es y porque tiene al mejor jugador de la historia. O uno de los tres mejores. Y luego hay otra connotación importante. Ganar a la Real no nos da la posibilidad de ir a Europa y ganar al Barcelona, sí. Y yo creo que para el Athletic es fundamental estar en Europa.

- Está haciendo un cálculo muy racional.

- Sí, sí.

- Muy poco sentimental.

- Totalmente, ja, ja. Totalmente. Sí, la Real es nuestro oponente, pero yo el derbi siempre lo he entendido como algo benigno. Sé que la mayoría va a pensar lo contrario, pero yo soy más frío en el análisis.

- ¿Cómo ve a los dos rivales? Empecemos por el vecino.

- La Real es un equipo que tiene juego, materia prima, banquillo... ¿Que iban muy lanzados a principios de temporada y luego tuvieron un bache? Pues sí. Pero es que jugando miércoles-domingo eso era normal. Es un equipo que me gusta ver. Me gustan muchos de sus jugadores y es muy duro de batir. A un partido, sin embargo, al Athletic le veo con más fuerza.

- El Barça está mejorando.

- No es el de hace unos años, pero tiene grandes jugadores. Ahora está en proceso de reconversión, en busca de un mayor equilibrio. Antes le valía jugar al paso para ganar a muchos equipos de la Liga española, pero luego iba a Europa y tenía problemas porque el nivel físico era superior y solo con la técnica no podía dominar. Ahora ha hecho ese cambio, con un 3-5-2 de vocación ofensiva pero intentando protegerse un poco. Y luego está Messi. Si tú tienes al mejor jugador del mundo y está bien, te va a crear desequilibrios siempre, te puede provocar el caos. Y Messi ahora está bien.

- Rivales aparte, lo que está claro es que el Athletic está en buen momento. Marcelino ha dado con la tecla. ¿Le ha sorprendido el cambio que ha experimentado el equipo?

- No. Lo que me han sorprendido son los resultados. Pero Marcelino es un entrenador que siempre ha demostrado mucho nivel. Su manera de entender el fútbol, además, viene muy bien al estilo del Athletic y al de estos jugadores, y lo estamos viendo. El equipo está jugando mejor, hace más ocasiones... La gente está contenta de lo que está viendo.

- Ahora queda el paso definitivo: ganar un título.

- Hay que ir a ganar las dos finales. Esa es la mentalidad.

- ¿Qué supondría el triunfo?

- Muchísimo. Ver que el Athletic es capaz de ganar títulos es el mejor alimento que puede tener este club. Sobre todo para que su mentalidad competitiva sea cada vez más fuerte. No hay que ponerles una presión excesiva a los jugadores, pero sería oro para el club ganar un título. Y dos, la repera.

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