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Williams se lamenta ante una ocasión fallada.

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Williams se lamenta ante una ocasión fallada. LaLiga
Girona 2-1 Athletic | Liga Santander Jornada 13

Un tipo de decepción ya conocida

Cuando tenía en su mano dormir tercero en la tabla, el Athletic firma su peor partido de la temporada y cae ante un Girona muy superior

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Viernes, 4 de noviembre 2022

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El Girona llevaba siete partidos sin ganar, bien es cierto que haciendo un fútbol bastante mejor de lo que sugerían sus malos resultados. Ayer estaba, por tanto, muy exigido, con el agua acercándose a su cuello. Y entonces llegó el Athletic a Montilivi y, disfrazado de buen samaritano como tantas otras veces en su historia, firmó un partido lamentable e hizo renacer a su necesitado rival. Dicho así, alguien podría pensar que a los jugadores de Valverde les pudo la misericordia, pero no fue así. Lo que les pudo fue su incapacidad, tristemente contrastada en los últimos años, para ofrecer un alto nivel de juego con la debida regularidad. Decepciones como la de ayer, de hecho, son viejas conocidas. La pasada temporada, por ejemplo, se vivió una muy parecida en Mallorca cuando los rojiblancos tenían cerca incluso la Champions. Recordarán que Marcelino se subió por las paredes del cabreo.

Dijo el jueves Ernesto Valverde que de su equipo le gustaba todo. En Girona, sin embargo, no pudo gustarle nada, empezando por un juego lento, apelmazado, sin espíritu. Como mucho, pudo gustarle la actuación de Unai Simón, que hizo más paradas que ante el Barça, y el gol de Guruzeta, que a los diez minutos de entrar al campo en la segunda parte marcó el 2-1 y puso algo de pimienta a la recta final. Porque el resto fue un descarrilamiento general. La actuación de Lekue, Berchiche y de su sustituto Balenziaga fue una calamidad, pero lo mismo podría decirse de Vesga, de un Sancet inane, de Raúl García, que sólo ofreció un buen zurdazo en el minuto 40, de Berenguer o de Iñaki Williams. Su hermano Nico hizo algo -un peligroso disparo en la segunda parte-, pero sin más... Muy poca cosa. El Girona no es que mereciese la victoria, que logró con goles de David López en el minuto 66 al cabecear un saque de falta y otro del debutante Iván Martín en una contra en el minuto 74. Es que mereció un resultado más abultado.

Para lo bueno y para lo malo, al Athletic se le ve venir desde los dos o tres primeros minutos de juego. No suele engañar. Pues bien, ayer su arranque de partido no pudo ser peor. Fue la versión empanada en toda regla y el Girona se aprovechó de ello para ejercer un dominio absoluto durante los primeros veinte minutos y una superioridad indiscutible hasta el descanso. La diferencia de actitud entre los dos equipos retrató de muy mala manera a los pupilos de Valverde. Se jugaban dormir en puestos de Champions, pero no lo pareció en ningún momento.

Los catalanes, en cambio, se jugaban no caer a la zona de descenso y lo demostraron desde el pitido inicial con un fútbol bien hilado a partir de Oriol Romeu y Aleix García y muy profundo por las dos bandas. Lekue y, sobre todo, Berchiche, que no está para nada en este momento, hasta el punto de que Valverde le dejó en el banquillo en el descanso, lo pasaron fatal. El problema es que Balenziaga está para tan poco como Berchiche y también las pasó canutas en la segunda parte. Bien es cierto que Berenguer, una presencia gaseosa en labores defensivas, no ayudó precisamente a sus laterales.

Valery en dos ocasiones, Miguel Gutiérrez en el minuto 7, Arnau, Alexis en una falta que desvió la barrera y salvó milagrosamente Unai Simón, Yangel... El baño del Girona fue total en los primeros veinte minutos. Y lo cierto es que continuó siendo mejor todo el partido. Había una diferencia fundamental: el equipo de Michel hacía su fútbol y el de Valverde era incapaz de hacer el suyo. En un día señalado en el calendario -la victoria les hacía dormir terceros- se desinflaron tanto en su juego como en su mentalidad.

Lo cierto es que, pasada la hora de partido, después de que el Girona desperdiciase ya más de una docena de remates a la portería de Simón, muchos pensamos que los catalanes se estaban condenado con tanto desperdicio y que lo acabarían pagando. Pero no. Al final, el cántaro fue tanto a la fuente que el equipo de Michel se adelantó. Lo hizo en una falta muy mal defendida. David López se adelantó a Iñaki Williams y cabeceó a placer. El Athletic quiso reaccionar, pero su impotencia se hizo evidente. Los cambios, además, no mejoraron nada al equipo.

Lo de Balenziaga, al que Iván Martín se le fue como quiso en el 2-0, ya está dicho. Pero es que Vencedor, que salió por Vesga, en el minuto 54, no dio una a derechas y colgó unos centros horribles al área rival. Tampoco De Marcos o Zarraga aparecieron demasiado. Lo cierto es que nada le funcionó al Athletic en Montilivi. Tampoco la idea de jugar con Berenguer y Guruzeta por el centro y los Williams en las bandas en el último tramo. Aunque acortaron distancias, fue de casualidad porque no hubo ninguna opción clara de lograr el empate.

En fin, que cuando mejor pintaban las cosas, tras el gran alivio que supuso la victoria ante el Villarreal, el Athletic volvió atrancarse. No se le ha visto peor en toda la temporada. En el Camp Nou, se podrá decir, pero esa comparación no cuenta. Entre otras razones porque el equipo de Valverde había demostrado en lo que va de Liga una eficacia germánica a la hora de dar degüello a equipos de la parte baja de la tabla. De hecho, esta había sido una de sus principales virtudes, la que le había catapultado en la tabla. Perderla ayer de repente fue un golpe duro, más que nada porque provocó un sensación muy desagradable de 'deja vú', de haber vivido muchas otras veces esta misma historia decepcionante.

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