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Raúl García celebra eufórico su gol de penalti que dio la victoria al Athletic en Huesca. Fotos: Fernando Gómez

A pensar en otras cosas

En un partido malo con avaricia, el Athletic se aprovecha de su blindaje defensivo para lograr en Huesca una victoria que le permite olvidar sus penas en la clasificación

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Lunes, 18 de febrero 2019

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El partido en Huesca, como reconoció

Que lo hiciera en un partido más malo que la tiña hay que aceptarlo con resignación. A día de hoy, los rojiblancos se están convirtiendo, a su manera, salvo las distancias que ustedes quieran, en una especie de Atlético de Simeone en versión media tabla. Juegan con el orden de una compañía de fusileros desfilando en palacio, acumulan mucha gente atrás -ayer Capa y Berchiche, que sigue pidiendo a gritos el banquillo, apenas pasaron del centro del campo-, van muy bien por arriba, no cometen torpezas... Y hasta tienen suerte cuando la necesitan. Es lo que ocurrió ayer durante los últimos veinte minutos, cuando las entradas al campo de Juanpi, Cucho y Ferreiro dieron otro aire al Huesca.

Huesca

Huesca: Santamaría; Miramón, Etxeita, Pulido, Diéguez (Ferreiro, min.69), Galán; Rivera, Moi Gómez, Yangel Herrera (Juanpi, min.57); «Chimy» Avila («Cucho» Hernández, min.72) y Enric Gallego.

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Athletic

Athletic: Herrerín; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri; San José, Beñat; Susaeta (Ibai, min.68), Raúl García (Kodro, min.85), Muniain (Córdoba, min.74); y Williams.

  • Goles: 0-1. min.19. Raúl García (penalti).

  • Árbitro Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Yangel Herrera, Enric Gallego, Diéguez, Moi Gómez y Miramón y al visitante Capa.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 24 de Liga disputado en el estadio de El Alcoraz de Huesca ante 6.729 espectadores.

No es que esperásemos mucho futbolísticamente hablando del partido, pero las pocas esperanzas que albergábamos se enfriaron desde el pitido inicial. Bastaron un par de minutos -suficientes, por cierto, para que Beñat diera un buen susto a Herrerín en un mal despeje- para que todo el mundo tuviera claro que aquello iba a ser un tostón, un auténtico campeonato de pelotazos de un lado a otro, el fútbol en su versión menos refinada.

Aquello tenía un mal cariz, pero el Huesca no es colista por casualidad. Entre otras razones de peso, lo es porque lleva toda la temporada demostrando ser un equipo con una facilidad letal para pegarse tiros en el pie. Ayer lo hizo Diéguez en el saque de una falta. Era la primera llegada del Athletic a la portería de Santamaría y al defensa madrileño no se le ocurrió otra cosa que agarrar y derribar a Iñigo Martínez, que entraba por el segundo palo en una posición forzada para el remate.

La segunda parte siguió en la misma tesitura. El Athletic lo tenía todo bajo control. En realidad, todo menos el marcador. El 0-1 era una moneda el aire y los rojiblancos no fueron capaz de aumentarlo. Les faltó fútbol y ambición, por no hablar de puntería.

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