Borrar
Levante - Athletic | Liga Santander Jornada 14

Este Athletic no va a ninguna parte

El equipo de Marcelino vuelve a decepcionar y firma un partido nefasto bajo la lluvia ante el Levante

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 19 de noviembre 2021

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los que se juegan con viento sur, los que ofrecen al equipo una oportunidad extraordinaria para despegar, los que le enfrentan a un rival sumido en una crisis profunda... El aficionado del Athletic se ha acostumbrado a recelar de estos partidos como el que sufre de claustrofobia a la posibilidad de quedarse atrapado en un ascensor. La de ayer en el Ciutat de Valencia, por tanto, era una cita temible, ni más ni menos que ante un rival en caída libre que llevaba 21 partidos sin ganar. Y así se demostró. El equipo de Marcelino acabó empatando a cero en una noche lluviosa y de fútbol deprimente. Un pequeño horror.

Levante

Cárdenas, Son (Miramón, 60'), Vezo, Mustafi (Óscar Duarte, 73'), Clerc, Malsa (Vukcevic, 60') , Campaña, Bardhi (Gómez 73'), , De Frutos, Morales y Roger (Soldado, 86')

0

-

0

Athletic

Unai Simón, Lekue, Yeray, Iñigo Martínez, Balenziaga, Berenguer (Zarraga, 55'), Dani García, Vencedor, Muniain (Nico Williams, 55') , Raúl García (Sancet, 55') y Iñaki Williams (Villalibre, 66' (Serrano, 67'))

  • ÁRBITRO Munuera Montero (andaluz). TA: Roger (5'), Vezo (93')/Yeray Álvarez (15')

  • ESTADIO Ciutat de València. 15.600 espectadores.

Si el propósito del partido, aparte de lograr la victoria, era hacerse perdonar el despropósito ante el Cádiz, lo cierto es que los rojiblancos hicieron justo lo contrario. Salvo en el tramo final, con los chavales sobre un césped que se acabó haciendo impracticable por el aguacero, el juego del equipo fue de una pobreza absoluta. Como lo fue el rendimiento de los llamados jugadores franquicia, las supuestas figuras del frente de ataque. Para el minuto 66, Marcelino ya había prescindido de todos ellos. Y se puede decir que tuvo una paciencia excesiva. Habrá que ver qué conclusiones saca el técnico asturiano, pero de la misma forma que la derrota contra el Cádiz le sentó como un tiro el rendimiento ayer de sus titulares indiscutibles en el ataque le habrá sentado a cuerno quemado.

El partido fue un suplicio, de esos que no terminan nunca. Ya se sabe que los minutos no siempre corren igual. A veces pasan en un suspiro y otras duran una eternidad. Ayer fue uno de estos. No sólo se hizo largo sino que acabó provocando entre los aficionados del Athletic una certeza desoladora: la de que jugando así, de una forma tan pobre y precaria, con tan pocos argumentos -la solidez de Unai Simón, Yeray e Iñigo Martínez y poco más- la pretensión de entrar en Europa no es que sea una entelequia. Es que parece una broma pesada, casi un insulto a la inteligencia de los hinchas.

El arranque del duelo fue un espejismo. Especialmente en lo que se refiere al Athletic, que pareció salir en plan mandón. A los cinco minutos, Iñigo Martínez estuvo a punto de firmar el 0-1 con un cabezazo que se le escapó por muy poco. La jugada dejó patente la debilidad defensiva del conjunto granota, que no deja de ser la debilidad que le está matando desde hace siete meses. Tras esa oportunidad, lo lógico era imaginar que el Athletic apretaría aún más las tuercas a un Levante tan débil y necesitado. Pues bien, ocurrió justo lo contrario; vaya usted a saber por qué.

Los rojiblancos empezaron a liarse de mala manera. En el minuto 11, De Frutos estuvo cerca del gol en un cabezazo. Fue un susto. Pero, en realidad, el susto, casi cercano al espanto, fue el fútbol que empezó a realizar la tropa de de Marcelino a partir de ese momento. Desajustado y sin tensión, se dejó embotellar por su rival. La mezcla de jugadores desaparecidos -Muniain o Berenguer- y absolutamente torpes con el balón -Williams, que no acertó a rematar dos buenas asistencias de Raúl García, Balenziaga, Vencedor y Dani García- acabó provocando un colapso total. De hecho, lo mejor que le pudo ocurrir al Athletic durante la primera parte es que acabó con el marcador a cero; algo en lo que influyó la inoperancia del Levante a la hora de acabar las jugadas. El comandante Morales, por ejemplo, ya está muy lejos de ser lo que fue. Ahora se queda en sargento.

Al descanso era necesario confiar en que el chorreo de Marcelino lo escuchasen en Careñes y el equipo se reactivara. Y no hubo manera. La lluvia comenzó a arreciar y acabó por llevarse, como por un desagüe imaginario, a Raúl García, Berenguer, que necesita una cura de banquillo como el comer, Muniain y Williams. El mensaje del entrenador no podía estar más claro: sus intocables le habían decepcionado. Habían vuelto a ser inoperantes en un partido en el que estaban en juego muchas posibilidades de ascender en la tabla y acercarse a Europa, cada vez más distante, directamente inaccesible para un equipo que sólo ha sido capaz de marcador 11 goles en 13 partidos.

Sólo hubo dos buenas noticias en una noche decepcionante y en la que hubo que lamentar, además, una recaída de Villalibre en su lesión. La primera fue la constatación de que el Athletic tiene un portero enorme en la figura de Unai Simón -su parada a De Frutos en el minuto 77 fue espectacular- y unos centrales muy sólidos. Y la segunda, que los chavales, ayer especialmente Nico Williams, que pudo hacer un gol de bandera en el minuto 80, llaman a la puerta cada vez con más fuerza. De hecho, tras lo visto en los últimos partidos, si hay algo que no se sostiene en el Athletic es ese once titular fijo de Marcelino.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios