Les esperaban horas inolvidables, una panzada de tiempo. Hegoi García, 21 años y en preparación de oposiciones para bombero, se presentó en las taquillas de San Mamés a las ocho de la mañana de ayer, 26 horas y 30 minutos antes de que hoy (10.30 horas) comience la venta de las alrededor de 2.500 entradas para público en general destinadas al partido del miércoles ante el Sevilla.
Hegoi juega al fútbol con su amiga Itsaso Del Río (21 años y estudiante en Deusto de Educación Social). El resto del grupo, otros 18 amigos, mata el tiempo escuchando música, y de tertulia. «¡Que no se quejen de la afición. Sólo me queda esperar ganar y hacer la misma cola para el día de la final», proclama ella. Quieren las entradas más baratas, las de 45 euros. «Claro que merece la pena. Por el Athletic cualquier cosa», sentencia él.
Ayer se vendieron las últimas entradas reservadas a los socios. La respuesta final fue superior a las previsiones del club, que calculaba que 30.000 de los 34.373 miembros de la entidad se harían con localidades. Las fuentes consultadas indican que finalmente se expidieron 32.000 entre ese colectivo, lo que supone un 93%, un porcentaje nunca alcanzado en la historia de la entidad.
La entidad no ha hecho pública la cifra de localidades que pone hoy a la venta, pero este periódico ha podido saber que son alrededor de 2.500. Una de las personas que estaba en la cola relató que desde la entidad se les había hecho saber de forma extraoficial el número aproximado de localidades que habrá hoy en las taquillas. El mensaje pretendía lanzar un aviso: es absurdo hacer cola con un número superior al 1.300 porque no habrá entradas para esas personas.
El antecedente más similar, la semifinal ante el Betis en 2005, indica que entonces se reunieron ante los mostradores alrededor de dos mil personas. Ayer a las nueve de la noche ya había 700. La muchedumbre partía de las taquillas, situadas junto a la tienda, y la fila se extendía por el fondo norte y la totalidad de la tribuna del palco.
La entidad se ha visto desbordada por las peticiones. A los compromisos con las instituciones, patrocinadores, jugadores, peñas y rival hay que añadir los pases federativos y las 500 localidades enviadas al Sevilla.
Fuentes de la Agrupación de Peñas indicaron ayer a este periódico que ellos han solicitado 800, aunque hasta hoy al mediodía no sabrán de cuántas podrán disponer. En todo caso, los integrantes de esta asociación ya dan por hecho que serán muchas menos.
A las siete y media de la mañana se inició la reunión ante las taquillas. Desde el primer momento comenzó a correr entre los presentes una lista en la que apuntarse y que da derecho a dos localidades por persona. Para evitar que nadie se inscriba y luego se vaya, se decidió repasar el inventario cada dos horas.
José Manuel Bras apareció a las dos de la tarde y se le asignó el número 186. Natural de Rentería, es la primera vez que acude al campo rojiblanco. Organizador de animaciones para ayuntamientos y de espectáculos de magia, entretenía a sus compañeros de cola con un diábolo que lanzaba hasta la altura del techo del estadio. «Si me gusta el ambiente, que me está gustando, repetiré», anuncia. Buscaba las entradas más caras, las de 95 euros. Había muchos más que confiaban en hacerse con alguna de ellas, lo que es un milagro en los complicados tiempos que corren.
En previsión de una noche de frío helador, hubo muchos que se presentaron con tiendas de campaña. «Lo peor será el frío», avisa Endika Sánchez, un joven de 21 años de Portugalete que tiene el número 286. A la hora de elegir un entretenimiento, las películas y las partidas de cartas eran lo más socorrido.
Chocolate a las ocho
El club reaccionó anoche cuando anunció un detalle con los hinchas. Hoy a las ocho se han repartido cientos de tazas de chocolate caliente. Como siempre hay gente que pide más, ya hubo quien preguntó ¿y los churros?
Íñigo Álvarez, bilbaíno, tenía el número 235, ganado a costa de presentarse a las once de la mañana. Este joven de 33 años quiere exponer una idea innovadora, un nuevo método para evitar pasar toda una noche al raso. «El club podía enviar a personas acreditadas a las doce de la noche, por ejemplo, y repartir tickets numerados y autentificados por la entidad. Podríamos irnos a dormir y pasar al día siguiente a por las entradas».
Y para que el apoyo no decaiga, la Agrupación de Peñas anunció ayer una concentración (18.00 horas en el hotel Carlton) y posterior kalejira para el día del partido. La fascinante atracción que provoca el Athletic nunca decae. No había más que ver anoche los alrededores de San Mamés, una tremenda demostración de amor a unos colores.
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