El Athletic ha conseguido salvar un punto esta tarde en Valladolid en un partido loco y que estuvo condicionado por la desastrosa actuación del colegiado Mateu Lahoz, que mostró hasta 14 amarillas en un choque nada duro. Una vez más, Muniain ha vuelto a servir de revulsivo para los rojiblancos, ya que su entrada al campo sirvió para despertar a sus compañeros. Además, el canterano fue el autor del segundo gol, convirtiéndose así en el goleador más joven de la historia de la liga. La parte negativa está en la lesión de Fernando Llorente, que tuvo que abandonar el terreno de juego en camilla tras recibir un fuerte golpe en la cabeza.
El partido comenzó con un ritmo muy alto, y con llegadas en ambas porterías. La primera fue para los pucelanos, tras un robo de balón en el centro del campo. Tras un buen centro desde la derecha, Sisi acabó mandando el balón fuera. La respuesta del Athletic llegó a balón parado. Saque de esquina botado por Yeste y Toquero, libre de marca, no acertó a conectar bien el cabezazo y la pelota se acabó marchando por la línea de banda. El que no falló fue Susaeta en el minuto 9. De nuevo, córner a favor de los rojiblancos, el balón que sale rechazado más allá de la frontal del área, y markel que no duda a la hroa de soltar un zapatazo que se coló junto a la base del poste izquierdo.
Sin embargo, cuando parecía que el partido se le ponía de cara al Athletic, comenzaron los contratiempos. Primero, con la lesión de Fernando Llorente en el minuto 12. En un fuerte choque cabeza con cabeza con Nivaldo, el ariete se llevó la peor parte. Tendido en el suelo durante unos minutos, tuvo que acabar siendo sustituido por Etxeberria. Por precaución, se le trasladó a un centro médico para descartar cualquier posible lesión de gravedad. Durante unos instantes, sus compañeros estuvieron un tanto perdidos sobre el terreno de juego. No sólo habían perdido a su principal referencia ofensiva, sino que tampoco conocían exactamente el alcance de su golpe. El Valladolid a punto estuvo de sacar provecho de la situación. Jonatan Sesma perdonó lo que parecía el empate claro tras un muy buen pase de Cannobio desde la izquierda.
Las cosas se pusieron todavía peor para el Athletic en el minuto 21. Ustaritz, sólo en el centro del campo, se comió un balón que era sencillísimo, y tardó en reaccionar una eternidad. Eso dio tiempo a Costa para ganarle la partida, y en el forcejeo el delantero local acabó por los suelos. El colegiado no lo dudó: roja directa para el central rojiblanco. Pero es que lo realmente grave es que la jugada debió invalidarse porque el asistenten había levantado el banderín señalando fuera de juego de Costa, pero Mateu Lahoz hizo caso omiso a las airadas protestas bilbaínas, dejando a los de Caparrós con diez jugadores a falta de una eternidad.
En la falta directa consecuencia de esa acción, Cannobio estrelló un potente disparo en el palo, llevando de nuevo el susto a los cientos de aficionados rojiblancos que había en Zorrilla. Joaquín Caparrós metio a Etxeita por Yeste para solventar el desaguisado defensivo, y el Athletic se quedó sin balón. Con el basauritarra fuera del campo, el Athletic se replegó sobre su portería, a defenderse con todo y a buscar la épica. El dominio local fue total y absoluto, aunque tampoco lograron crear excesivo peligro. Tan sólo poco antes del descanso gozaron de una nueva oportunidad realmente clara, pero afortunadamente sin consecuencias.
Del infieron al cielo
En la segunda mitad, el partido se fue volviendo loco según avanzaban los minutos. El Valladolid salió decidido a buscar el empate, y se volcó sobre la meta rojiblanca. Etxeita sacó un remate de Sesma casi sobre la línea de gol en el 56. Pero en el minuto 60, llegó el empate. Balón que llega desde la banda derecha a la frontal, ahí lo recoge Sisi y éste se lo pone dentro del área a Costa quien, libre de marca, bate a Iraizoz sin problema. Con el 1-1, el valladolid se vino aún más arriba, y siguió achuchando a los rojiblancos. En el 74, un fallo de Gorka en su salida permitió a Nivaldo adelantar a los suyos de cabeza.
A partir de ahí, llegó la locura. El colegiado mostró la segunda amarilla a Marcos por una falta sobre Susaeta, por lo que el Valladolid se quedó también con diez. En el saque de falta correspondiente a esa acción, llegó la igualada rojiblanco. La pelota llega suelta al segundo palo, Muniain la recoge y bate el portero. Tres minutos después, Mateu Lahoz mostró la segunda amarilla a Nivaldo, por lo que el Valladolid se quedó con nueve para afrontar los recta final. Los dos equipos quisieron llevarse el gato al agua y lo intentaron una y otra vez. Pero no lo consiguieron, y el partido quedó en tablas.
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