Resulta indiscutible que Iñaki Williams se ha convertido en una de las grandes sensaciones del Athletic. Su esperada irrupción en el primer equipo ha dotado al conjunto rojiblanco de una mayor verticalidad y velocidad, y cada vez se encuentra más asentado tanto en la plantilla como en la categoría. El delantero, sin embargo, tiene aún un discurso llano, incluso tímido. Mantiene la prudencia inherente de un debutante, aunque tras ella se esconde una enorme ambición, que le ha permitido dar el salto a la élite.
El canterano ha manifestado en alguna ocasión que le gustaría tomar el testigo de Aritz Aduriz en el futuro. Sin embargo, aún ve ese momento distante, ya que debe fortalecer muchos aspectos de su juego el nivel del guipuzcoano, de 34 años, es ahora estratosférico. "Ser el relevo de Aduriz aún queda muy lejos", asegura Williams, que se fija de manera constante en su compañero, de quien recibe numerosos consejos. "Tengo que seguir aprendiendo de él porque es uno de los mejores delanteros. Me ayuda muchísimo", admite.
Uno de los aspectos que más margen de progresión presentan en el balance de Williams es sin duda el remate de cabeza, tal y como él mismo reconoce. "Tengo que mejorar en muchas cosas, pero si tuviera que decir una, sería el juego aéreo", afirma el ariete, que no descarta clasificarse para Europa por la vía de la Liga. "Claro que nos vemos capaces de conseguir la séptima plaza. Si seguimos así, podemos alcanzar lo que nos propongamos", dice el canterano, que admite una mejora sustancial en la autoestima del vestuario: "Puede ser que ahora juguemos más sueltos, porque el estado de ánimo ha cambiado".