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También saben sufrir
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También saben sufrir

Los de Valverde consiguen su cuarta victoria consecutiva en Liga, esta vez pasando muchos más apuros de lo esperado

Jon Navascués

Sábado, 14 de marzo 2015, 20:02

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El Athletic sigue en estado de gracia, en su mejor momento de resultados de una temporada repleta de pronunciadas alteraciones en el rendimiento. Tras la semana grande que concluyó con la victoria al Madrid, los hombres de Valverde no se conforman. Cuarta victoria consecutiva. Con la cabeza puesta en la permanencia y la ilusión en el séptimo puesto que daría acceso a Europa el próximo curso, la locomotora ha cogido al fin velocidad y arrolla. No han bajado el ritmo ganador, uno que, coincidencia o no, ha aparecido con la irrupción de Iñaki Williams en el equipo titular. En Vigo, de nuevo en el once de inicio, el bilbaíno se convirtió en un dolor de muelas para los rivales, y también en un argumento más que contundente de los rojiblancos. Claro que el más convincente fue Aduriz; demoledor. Metió el penalti que provocó Muniain y un remate suyo al larguero fue la asistencia perfecta para San José. Cuando se retiró lesionado en la segunda mitad, el equipo se diluyó, y el Athletic terminó sufriendo y pidiendo la hora para certificar con agonía un nuevo triunfo.

Al fin volvió Laporte al centro de la zaga y la sanción de Gurpegui dejó lugar a la entrada de Etxeita. San José ocupó el pivote, y aunque Iturraspe estaba en el banquillo, su inminente alta no deja ver si Valverde ha cambiado de idea en esa demarcación. Mikel Rico tampoco estaba disponible, así que Beñat quedó en su posición natural, con la espalda cubierta, donde tiene espacio y tiempo para repartir criterio. También se desfondó en tareas defensivas. Lo más llamativo del equipo titular fue la ausencia de nuevo de Susaeta que, con Iraola lesionado, dejó un sitio que hasta hace nada llevaba su nombre de manera indiscutible a Ibai Gómez, otro que no vive días alegres y que ayer no apareció.

El Celta quiso llevar el peso del juego, y lo cierto es que logró mayor posesión en la primera mitad, pero fue en vano. El Athletic esperaba en campo propio y en cuanto entraban en su territorio los rojiblancos se abalanzaban como fieras sobre el hombre con balón. Una presión colectiva que desactivaba el centro del campo vigués. El duelo tenía color celeste en los primeros compases, pero el Athletic no estaba dormido. Esperaba su oportunidad. Ésta llegó en una internada al área de Muniain, que tenía ventaja sobre Augusto, y fue derribado. Matheu en un principio no pitó nada, pero corrigió. Pena máxima y amarilla para el infractor. Aduriz no se dejó intimidar por el baile de Sergio Álvarez y sacó un trallazo por abajo a la izquierda. Otro del 9. Otro del imprescindible. Su undécimo en liga.

Con Aduriz, más confianza

El cuadro de Valverde siguió plantado en el campo como si jugara en casa. Cómodo, tranquilo, haciendo inútil cada intentona local con mucha facilidad. Y además el gol le dio ánimo. Prácticamente al minuto del primero de la noche, Aduriz tuvo otro tras una recuperación y pase de Williams, pero tras regatear al central su amago al meta se le fue largo. Beñat bien pudo hacer el segundo en un rechace dentro del área, sin embargo su patada dio al aire. Estuvo en su zona de confort el de Igorre, allí donde mete balones largos medidos como el que recibió Muniain en la izquierda, para internarse y ver a Aduriz dentro del área. De espaldas, la dejó para Williams, que aguantó y abrió hacia un De Marcos que llegaba con estela. Rompió el balón y se le fue un poco desviado. El Celta, desaparecido. En la siguiente, una incorporación al ataque de San José provocó un córner. El que botó Beñat hacia Aduriz, que con un salto y testarazo sobrehumano la mandó al larguero. Pero eso ya lo sabía San José, con esa intuición de delantero de área, y estaba allí para reaccionar con agilidad y empujarla. Williams antes del descanso metió desde el centro del campo un balón largo a Aduriz que le dejaba ante el portero, pero el control se le fue largo al Gipuzkoano.

Cabía pensar en la reacción del Celta, que se echaría hacia delante. Y así lo hizo, pero antes, tuvo de nuevo que frenar a la pareja. Minuto dos de la segunda mitad, Aduriz abre a Williams, éste corre la banda y ve la incorporación del delantero, que va al primer palo pero define mal. Entre los dos, casi el tercero. Luego, un pase del meta Sergio Álvarez fue directo a Aduriz. El público se echó las manos a la cabeza. Pero el balón le volvió al portero. Aduriz se llevó las manos a la cabeza. Instantes después, el referente se marchó lesionado, se dolía de la ingle. Valverde... sacó a Guillermo. El Celta ya se puso las pilas y buscó con mayor insistencia la meta de Gorka, sin protagonismo en el partido. Como dijo el técnico zurigorri, con Aduriz en el campo los jugadores tienen más confianza. Y su sustitución coincidió con un cambio radical de papeles en el duelo. El Athletic desapareció. Santi Mina se internó y Gorka sacó la pierna para desbaratar la ocasión. Fue la más clara del partido. Hasta el momento, porque ya en el 64 Larrivey puso emoción con un cabezazo dentro del área. Los minutos finales fueron un acoso y derribo. Puro sufrimiento.El Athletic, atrás, echó el cerrojo, pero no era nada seguro. El Celta encontraba la manera de abrir la defensa, sobre todo con Nolito, ahora sí, a su nivel. San José se fue a la calle a 6 minutos del tiempo reglamentario, y el sufrimiento subió un grado. El Celta no se cansaba de colgar balones al área, y los rojiblancos cada vez les costaba más depejar el peligro. Guillermo lo pudo dejar todo resuelto, pero no atacó un balón perfecto de Iturraspe desde la izquierda. Larrivey gozó de una más, muy clara, pero decidió buscar su doblete antes que a Nolito, solo. Al final, un triunfo que asegura la permanencia, confirma el gran momento del Athletic y hace mirar hacia la séptima plaza.

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