La marea rojiblanca nunca tuvo un sentido tan literal. Una multitud de 50.000 personas ha dado la bienvenida al equipo de sus amores en la plaza del Ayuntamiento, a los supercampeones del Athletic. Los leones han llegado en autobús, directos de la Basílica de Begoña, donde han dado el trofeo como ofrenda a la Amatxu. Ya en el Consistorio, era Gurpegui el que portaba la copa, que ha descendido del vehículo justo después de su entrenador y seguido de sus compañeros. Aplausos y gritos de júbilo; el capitán ha alzado la copa y la plaza ha estallado en un sonoro "¡Athletic!".
Todo el equipo, incluido el presidente del club, Josu Urrutia, y el entrenador de los campeones, Ernesto Valverde, se ha reunido en la escalinata junto al alcalde la ciudad, Juan María Aburto, a quien se ha podido ver cantando el himno junto al público. En lo alto del edificio, una enorme bandera les ha dado la enhorabuena: "Txapeldunak".
Dentro, en los Salones Árabes, el regidor de la ciudad ha dado la enhorabuena a la plantilla. "Somos el mejor equipo del mundo", ha exclamado con orgullo y luciendo una corbata rojiblanca. "Esto demuestra que es posible ganar títulos con jugadores solo de la cantera, de Euskal Herria". Aún así, ha destacado, "el mayor trofeo ya lo teníamos desde hacía 117 años: el de la mejor afición. Esa que está en los buenos y en los malos momentos". Por último, el alcalde ha querido agradecer al equipo el regalo que le han otorgado a los menores de 30 que aún no habían vivido la emoción de celebrar una gran victoria con los leones: "Habéis conseguido ilusionar, más si cabe, a esas nuevas generaciones".
Urrutia también ha tenido unas palabras para el club. El presidente rojiblanco ha asegurado sentir la copa por partida doble: "Lo siento parte de mí por haber sido jugador, y ahora como su presidente". También ha reconocido no haberse marcado aún objetivos para la siguiente temporada; lejos de verlo como algo malo, ha insistido en que eso es lo que diferencia al equipo, "imaginar las metas" y "resistir cada día para alcanzar retos ilusionantes".

La plantilla al completo ha acabado saliendo al balcón del Consistorio ante un público desbordante de alegría, que no ha parado de vitorear y entonar el himno. Ondeando sus banderas, jaleando a sus ídolos, gritando el "zu zara nagusia!". Gurpegui ha alzado la copa una vez más, al son de los cánticos y una nube de confeti bicolor. Muniain y Williams han ejercido de improvisados maestros de ceremonias. Han cantado y bailado al ritmo de "campeones, txapeldunak", y han ido presentado uno a uno a los compañeros y al cuerpo técnico que han dirigido unas breves palabras al hormiguero rojiblanco que se agrupaba a sus pies.
"Los momentos malos todos unidos se pasan mejor y los buenos son cojonudos", ha celebrado el capitán al micro. "Esto es vuestro por todo lo que nos habéis dado. Al final somos vosotros, una cuadrilla", ha alabado Aduriz, ovacionado por la afición. Y ha lanzado una promesa: "Esto no ha hecho más que empezar. El próximo título vendrá en gabarra".
Valverde también ha querido regalar el título a una hinchada célebre por su fidelidad: "Esto es por vosotros y para vosotros", ha asegurado el técnico. Muniain también ha querido centrarse en los aficionados: "¡Gracias por esperar 31 años!". Tres décadas en las que se han sucedido las ocasiones de hacerse con la victoria; tres décadas de derrota. "Llevábamos muchas finales perdidas consecutivas pero merecíamos un título. Disfrutad todos de este momento", ha invitado Iturraspe.
El Ayuntamiento ha restringido el tráfico rodado en el entorno de Gran Vía, Plaza Circular, calle Buenos Aires, Plaza Ernesto Erkoreka, Arenal y Campo Volatín ante la avalancha de personas que han salido a la calle a celebrar el título. "Para evitar molestias innecesarias" a los ciudadanos, el Consistorio recomendó ayer utilizar el transporte público y abstenerse de acceder en vehículo privado al centro de la villa entre las 14.30 y las 21.00 horas, aproximadamente.