Las dificultades del Athletic en las primeras jornadas de Liga, rebajadas de manera ostensible con la victoria ante el Valencia, se pueden explicar con diversos argumentos. Uno de ellos es el que se refiere a la dureza del calendario en estos primeros compases del campeonato. Como utilizarlo suena a excusa, técnicos y jugadores suelen esquivarlo, pero lo cierto es que los rojiblancos han tenido una cuesta muy empinada en este arranque liguero. Recapitulemos: se han enfrentado a tres equipos de Champions -Barcelona, Real Madrid y Valencia-, a uno de Europa League que ocupa el liderato en la tabla -el Villarreal-, y han disputado dos derbis vascos, ante Eibar y Real, con lo complicados que suelen ser siempre este tipo de partidos de máxima rivalidad. Sólo el choque contra el Getafe en San Mamés puede considerarse más o menos cómodo.
La cosecha de puntos lograda ha sido bastante exigua -7 puntos-, pero aún así es mejor que la de la pasada temporada. Recordemos que entonces, hace justo un año, en este mismo parón por los compromisos de las selecciones, el Athletic sumaba 4 puntos y venía de encajar una ‘manita’ en el Santiago Bernabéu que le había hundido en los puestos de descenso y había abierto una brecha (hacia el abismo) en su diferencia de goles: 4 a favor y 11 en contra en 7 jornadas. Ahora, aunque las cosas siguen estando mal, son más razonables: 8 goles a favor y 10 en contra.
La situación del equipo no era sólo peor en los números. También lo era en lo que se refiere a su nivel de juego. Valverde lo ha recordado varias veces en las últimas semanas en sus ruedas de prensa. En realidad, siempre que ha tenido que resignarse a aceptar el paralelismo entre el pasado arranque de la Liga y el actual, una comparación que los resultados hicieron inevitable durante las seis primeras jornadas, Txingurri insistía en que las sensaciones del equipo estaban siendo ahora bastante mejores. No le faltaba razón.
Y no sólo se trata de que la primera parte del calendario de la campaña 2014-15 fuese menos duro y que aún así la cosecha de puntos fuese inferior. Lo verdaderamente importante es que la estatura competitiva del equipo es claramente más alta un año después. Y ello por varios factores, entre los cuales destaca uno fundamental: la propia percepción del equipo -supercampeón de España, no lo olvidemos- de que es mejor, de que la plantilla es más fuerte y sólida con la llegada de nuevas incorporaciones, sobre todo Raúl García, y también con la consolidación de Beñat, la ‘reaparición’ de Susaeta, la pujanza de Williams aunque haya estado lesionado, etc.
Así las cosas, las perspectivas son buenas. Lo lógico es imaginar una escenario de progresión del Athletic. Y es que, aparte de todo lo dicho, se da la circunstancia de que el equipo entra a partir de la próxima semana en el momento más benigno de su calendario de Liga. Iba a decir que entra en una especie de oasis, pero eso sería muy despectivo con sus rivales y demasiado afectivo con los de Valverde, que han dado sobradas muestras de que pueden perder concualquiera. Al Athletic le esperan, por este orden, el Deportivo (fuera), Sporting (en casa), Betis (fuera), Espanyol (en casa), Granada y Rayo (fuera) y el Málaga (en casa).
Intercalados entre ellos, estarán los dos partidos ante el Partizan y el choque en Augsburgo. Sin despreciar las dificultades de todos esos rivales y a la dureza propia de la acumulación de partidos -10 en 6 semanas- es indudable de que al Athletic se le presenta una buena oportunidad para estar donde quiere estar y ser lo que quiere ser.