Zarra, Venancio, Gaínza, Panizo y el propio Iriondo conformaron un ataque que todo buen aficionado al Athletic conoce. «Éramos buenos». De esta forma tan sencilla resumía Rafa Iriondo, fallecido hoy a los 97 años, el secreto de la mejor delantera de la centenaria historia del Athletic.
El fútbol de aquellos años, el de la década de los cuarenta y los cincuenta, poco tenía que ver con el actual. Sin ir más lejos, no había ni cambios ni tarjetas, los ataques los conformaban cinco jugadores... Sin embargo, en esencia, se trataba de lo mismo: dos equipos de once jugadores con un balón de por medio.
Los primeros en llegar a la primera plantilla del Athletic fueron Panizo y Gaínza. Debutaron en la campaña 1938-39. Les seguirían Zarra e Iriondo en la 40-41. El más tardío fue Venancio, que no lo lograría hasta la campaña 1944-45 y no terminaría de asentarse hasta el final de la década. El legendario Telmo Zarra era el delantero centro. Sus números son tan asombrosos que los firmaría el propio Messi: 335 goles en 354 partidos. Por la banda derecha percutían como extremo Iriondo y Venancio como interior, mientras que la izquierda era propiedad de 'Piru' Gainza por delante apoyado por Panizo por detrás.
No fue aquella una etapa fácil para el Athletic. La Guerra Civil supuso un parón en el dominio que hasta entonces ejercieron los rojiblancos en España. Antes de la guerra, el Athletic había sumado 4 ligas y 14 copas. Después, tras reanudarse las competiciones, hubo de reconstruirse el equipo para volver a saborear la gloria de los éxitos, especialmente en la Copa, la competición fetiche para el club. Gainza logró en sus 20 temporadas nada más y nada menos que 7 copas -hombre récord en el palmarés del torneo- y dos ligas.
La Copa del Rey y la Copa Eva Duarte
Curiosamente, a esta delantera mítica le sucedió algo similar a la Holanda de Cruyff o al Brasil de Zico y Sócrates. Su recuerdo es imborrable más por la calidad de su juego que por los títulos que lograron. En el caso de la vanguardia rojiblanca, solo coincidieron como titulares durante cuatro temporadas -entre 1949-50 y 1952-53-, tiempo en el que obtuvieron dos títulos: la Copa de 1949-50 y la Copa Eva Duarte -el precedente más lejano de la Supercopa-. La primera se recuerda por el memorable partido de Telmo Zarra, autor de los cuatro goles que sirvieron para derrotar al Valladolid (4-1). El segundo, en el que no jugó Panizo, vivió un espectacular empate 5-5 contra el Atlético de Madrid que obligó a un nuevo encuentro en que el Athletic se impuso por 2-0. Y otros dos de Zarra.
«Lo más importante es que nos entendíamos muy bien. Lo mejor de nuestro equipo es que todos éramos muy buenos amigos», precisaba Iriondo sobre la clave de aquella vanguardia. Eso, y que «eran buenos».