La derrota ante el Atlético de este miércoles a la noche cayó en Bilbao como un jarro de agua fría. Las ilusiones y las miras estaban puestas en un triunfo que metiese la máxima presión posible al Villarreal, el poseedor actual de la última plaza que da acceso a la Champions League, pero el gol cocinado entre Torres y Griezmann echó al traste todo. En las gradas, la afición vibró, animó, sufrió y se emocionó con el empuje y el esfuerzo de su equipo, pero no tuvieron la recompensa en forma de empate o triunfo.
En lo que sí se pudo cantar victoria fue en el obligado y correcto cumplimiento de la nueva normativa que impide fumar y beber alcohol en los recintos deportivos existentes en Euskadi. Los hinchas rojiblancos respetaron al pie de la letra la nueva ley y vivieron una dolorosa derrota en un ambiente limpio y sin malos humos.