El Bilbao Athletic ya es de manera oficial equipo de Segunda B a falta de cuatro jornadas, tras empatar esta tarde ante un Osasuna arropado por 4.000 hinchas. San Mamés despide con derrota la aventura del equipo en la categoría, y lo hace con 90 minutos que sirven de resumen de lo que ha sido la temporada. El Bilbao Athletic fue superior al Osasuna, un equipo con aspiraciones de ascenso, pero fue incapaz de hacerle daño. No se jugaba nada, el honor, pero fue el filial el equipo que terminó atacando. Desciende buscando el triunfo.
Osasuna fue un borrón en la primera parte, un bloque extremadamente conservador en manos de un filial desahuciado en la tabla, pero con ganas de una final digno. A tenor de lo visto en la primera mitad, daba la impresión de que el que necesitaba los puntos era el Bilbao Athletic. No solo eso, sino que comparando ambas propuestas, también parecía que era él quien perseguía el ascenso. El filial tenía el dominio del balón y hacía correr a los navarros tras él sin piedad. Claro que toda esa superioridad no sirvió para nada, porque los rojiblancos no mordieron en el área. Guarrotxena falló un mano a mano nada más empezar el partido, en el minuto 6, y otro al borde del descanso. La otra clara fue un siparo desde la frontal de López que se marchó rozando el larguero. Osasuna solo llegó a la portería de Jon Ander a balón parado.
La segunda mitad empezó con otra versión de los navarros, que al menos ahora buscaban formas de llevar al balón jugado hasta las inmediaciones de Jon Ander. Sin embargo, tras una fase efervescente de 10 minutos, los bilbaínos lograron recuperar su sitio, aunque ya no era tan cómodo. El partido cambió de guión, y se volvió una carrera por ver quién hacía el gol. De un área a la otra, el balón repartía acercamientos, pero se guardaba las ocasiones hasta los últimos 10 minutos de partido. Y también las repartió.
Despedida de La Catedral
Primero Olavide tiró la diagonal desde la derecha y soltó un zurdazo a la escuadra que forzó una gran intervención de Jon Ander. Seguido, el filial pudo haberse adelantado en una jugada de Iturraspe, pero su disparo rebotó en un defensa; y, más tarde, un golpeo inverosímil de Aketxe estuvo a punto de entrar por la escuadra. Parecía que el filial tenía bajo su responsabilidad algo grande, como si se jugara algo más que su imagen, un partido. La mayoría de jugadores del equipo no sabe cuándo volverá a pisar el césped de La Catedral, ni siquiera si volverá a hacerlo.
