El Athletic se inmola en el Reale Arena

En los últimos años, los derbis en el Reale Arena habían sido partidos intensos y equilibrados con mucha emoción en los minutos finales. Ayer fue diferente. El Athletic, sencillamente, se inmoló con una serie de errores defensivos inaceptables en un equipo con aspiraciones serias. Todo su trabajo firme y machacón durante más de una hora se quedó en nada con tres regalos desoladores, el primero una enganchada de

La sensación, por tanto, no pudo ser más triste y frustrante para el equipo de Valverde, que continúa sin ganar en Liga en 2023, vio alejarse a los donostiarras a nueve puntos en la

Ni en sus mejores sueños pudo imaginar Imanol Alguacil las facilidades que le dieron los rojiblancos. Si las dos de la primera parte pudieron sorprenderle, la de la segunda, la definitiva, tuvo que dejarle anonadado. Y también muy feliz porque en ese momento, a la hora de juego, el derbi estaba en el aire, muy abierto a pesar de que los locales llevaran ventaja (2-1). La Real había perdido por lesión a Sorloth y el Athletic, rehabilitado con un bonito gol de

El derbi prometía sensaciones fuertes y un alto voltaje desde el pitido inicial y así fue. Los dos entrenadores tenían muy bien estudiado el partido y eran conscientes de que la intensidad tenía que ser máxima. Cualquier debilidad en ese sentido podía ser mortal. El Athletic suele fajarse bien en estos duelos vibrantes y volvió a hacerlo en el Reale Arena, que si ya es uno de los estadios más calientes de la Liga en los partidos normales en los derbis alcanza temperaturas volcánicas y hasta bate récords de asistencia. Su presión adelantada hizo daño a la Real, obligada a sacar el balón en largo. Guruzeta tapaba a Zubimendi, los Williams se colocaban sobre los centrales, Sancet vigilaba a Merino, Vesga a Brais Méndez, Dani García a David Silva... Todo muy bien estudiado y preparado desde casa.

El equilibrio se hizo pronto patente. El pulso era muy igualado. Si Brais Méndez dio un susto en un zurdazo desde fuera del área en el minuto 8, Iñaki Williams dio otro más fuerte cuatro minutos después en una volea con el interior a pase de su hermano Nico. El duelo prometía y resultaba muy interesante el duelo de estilos entre dos equipos con las ideas tan claras. Se llegó así al minuto 25 en el que Sorloth abrió el marcador tras una recuperación muy valiente de Zubeldia con la cabeza. El gigantón noruego estaba casi sólo delante de Unai Simón y, al principio, sorprendió que el juez de línea no marcara fuera de juego. Pero hizo bien porque De Marcos se había quedado enganchado en su banda y habilitaba la jugada.

Aunque fue un golpe duro, el Athletic siguió a la suyo, dale que te pego. Su empeño sólo podía elogiarse, pero su precisión dejaba mucho que desear. Comenzaron a verse pases horribles, uno lamentable de Vesga y otro estupefaciente de Iñaki Williams con el exterior hacia ninguna parte. Los errores invitan al error y el centrocampista vitoriano lo demostró dejándose robar la cartera por David Silva, que tampoco es un sabueso precisamente. El canario asistió a Kubo y el japonés, tras un bonito caño a Vivian, hizo el 2-0. Era el minuto 36 y daba la impresión de que el Athletic se había hecho el harakiri. El equipo de Valverde, sin embargó, no cejó en su brega y Sancet, que estaba siendo el mejor, acabó acortando distancias tras una bonita combinación previa por la izquierda entre Nico y Berchiche.

La esperanza que provocó ese gol duró, como decíamos, poco más de un cuarto de hora, hasta que llegó la jugada fatídica que sentenció el derbi y provocó una última media hora disputada a beneficio de inventario. Valverde, que ya había dado entrada a Berenguer por un gris y desasistido Guruzeta antes del 3-1, aprovechó para refrescar al grupo dando entrada a Zarraga y Paredes, que apunta a titular ante el Madrid, y luego a Muniain y Raúl García para que descansaran los Williams. Había que pensar en el futuro próximo, en recuperarse rápido física y mentalmente para una semana de vértigo con el partido de Copa ante el Espanyol el miércoles y el Real Madrid el domingo.

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