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Miércoles, 24 de abril 2019, 00:43
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Iñaki Sáez guarda en su memoria el 24 de abril de 1999 como el «día más feliz» de su vida como entrenador. Aquella tarde calurosa y un altísimo nivel de humedad, la selección española sub'20 ganó el Campeonato del Mundo que se disputó en Nigera. La primera vez que el fútbol español se alzaba con un título mundial. «Íbamos a ver qué pasaba, sin grandes esperanzas, pero ganamos el primer partido jugando más o menos bien, volvimos a vencer el segundo jugando mejor, los futbolistas se lo empezaron a creer y ya no hubo forma de pararnos, aunque tuvimos que sufrir, y mucho», recuerda desde su retiro en Tenerife mientras celebra su 76 cumpleaños (Bilbao, 23 de abril de 1943).
Cuando vuelve la vista atrás, Sáez no puede olvidar que mientras sus futbolistas lloraban de alegría por la consecución de un título inédito en las vitrinas del fútbol español, él lloraba la muerte de Marcelina, su ama. Pese a todo, dirigió la final desde el banquillo. «Fue una experiencia muy agradable con futbolistas que luego hicieron lo que hicieron y de los que me sentía casi un padre. Xavi, Casillas, Orbaiz, Aranzubia, Yeste... y otros tantos» que dejaron una huella imborrable en Iñaki Sáez
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