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Sestao River-Athletic | Copa del Rey

Un gol de Raúl García y se acabó

El Athletic cumple su cometido ante un animoso Sestao y se impone en las Llanas con un tanto del navarro pasada la media hora

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Martes, 20 de diciembre 2022

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Desde el siniestro total frente al Formentera hace cinco temporadas, el Athletic ha sido un equipo muy fiable en las eliminatorias de Copa ante rivales de los escalones inferiores. A ninguno le ha permitido dar la sorpresa. Como mucho, asomar un poco la cabeza delante de su público. Huesca, Intercity, Sestao, Elche, Tenerife, Ibiza, Alcoyano, Mancha Real, Alzira... Los rojiblancos han cumplido todos esos trámites con mucha seriedad y este martes volvieron a hacerlo en Las Llanas, donde se impusieron a un animoso River con un gol de Raúl García en el minuto 32 rematando en una volea con escorzo un buen saque de falta de Zarraga. Y eso fue todo, la verdad. Nos referimos al gol. El resto fue prescindible y olvidable, aunque sea justo hacer constar que los verdinegros, en un magnífico ejemplo de actitud bajo la lluvia, no cejaron en el empeño del empate hasta el final y, de hecho, crearon una buena ocasión en el minuto 89 a cargo de Garai.

Sestao

Crespo, Markel, Gaizka, Ugarte, Mateo (Juste, m.83), Huete (Urcelay, m45), Gorka Garai, Villar (Baqué, m.84), Goti (Aranzabe, m.83), Uriarte (Yurrebaso, m.64) y Leandro

0

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1

Athletic

Agirrezabala; De Marcos, Vivian, Yeray, Yuri; Vesga, Zarraga (Dani García, m. 73); Nico, Sancet (Muniain, m.72), Guruzeta (Iñaki Williams, m.37) y Raúl García (Villalibre, m. 82)

  • Gol. 0-1. M. 32. Raúl García

Esta vez había ninguna duda de que Valverde iba a apostar por una alineación muy sólida y así fue. Como Guruzeta, que arrancó por la izquierda, ya empieza a ser habitual en el once, sólo Zarraga podía considerarse un suplente fijo. Y es que, aparte del respeto al Sestao y de su obsesión por enviar a sus jugadores un mensaje claro de que no quería la más mínima confianza, había que tener en cuenta que sus titulares necesitaban rodaje después de cinco semanas de descanso. Así las cosas, es obligado imponer una lectura pragmática: como ese objetivo del rodaje se cumplió y el equipo sacó el pasaporte para la siguiente ronda de la Copa nadie puede discutir que el Athletic cumplió este martes sus objetivos.

Tienen mucho predicamento estos partidos en los que los grandes tienen que remangarse y comprobar lo dura que es la vida ante equipos mucho más modestos en campos humildes. Y es cierto que a veces se producen grandes sorpresas y bellas historias de superación. Pero seamos sinceros: en la mayor parte de los casos lo que se producen son partidos feos y engorrosos como el de ayer. Los primeros veinte minutos de los rojiblancos fueron un suplicio que acabó enrabietando al propio Valverde. Mientras el Sestao imponía su ilusión y se acercaba a la portería de Aguirrezabala con un cierto peligro, el Athletic no daba dos pases seguidos y se consumía en algo parecido a la nada entre errores individuales, desconexiones defensivas y desapariciones asombrosas. Sancet, por ejemplo, no dio señales de vida en toda la primera media hora.

Jugada decisiva

Era tal el nivel de los rojiblancos que sólo podía mejorar y lo consiguieron apretando un poco más en el centro del campo, donde destacó la actividad de Zarraga, y buscando las bandas con más decisión. Mejor dicho, con alguna decisión. Desde el costado derecho, en concreto tras una falta de Huete a Guruzeta que le costó la tarjeta amarilla -y al donostiarra una lesión-, llegó el gol de oro de Raúl García en el minuto 32. El navarro vive quizá su última temporada en el Athletic tras una carrera excepcional, pero como rematador no tiene precio. Sigue siendo el mejor de la plantilla y resulta perfecto para este tipo de duelos en los que muchas veces los grandes, a falta de juego y de la debida intensidad, acaban desequilibrando a partir de la pegada.

La segunda parte fue más vistosa, lo que no era difícil tras el pestiño de la primera. Leandro tuvo cerca el empate a poco de reanudarse el juego pero, a partir de ahí, los rojiblancos se fueron imponiendo en el centro del campo y desde ahí aprovecharon las carreras de los Williams. Iñaki, que había sustituido a Guruzeta, obligó a lucirse a Crespo en el minuto 52 y en el 76 dio una asistencia perfecta a su hermano Nico, que remató muy alto lo que parecía el 0-2. Fue la ocasión más clara de los rojiblancos, que acabaron con Muniain, Dani García y Villalibre sobre el césped. Al final, sin embargo, el Athletic sólo pudo ganar por la mínima, lo que habla muy bien de Aitor Calle y de sus jugadores, que nunca se rindieron. Con esa actitud, esta temporada no se les debe escapar el ascenso. Es decir, su gran objetivo. Lo de la Copa era para ellos un día de fiesta de la misma manera que para el equipo de Valverde era una obligación.

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