Txetxu Rojo era la elegancia hecha futbolista, pero en realidad, era la elegancia sin aditivos, y con eso basta. Si los ángeles jugaran al fútbol, lo harían como Rojo, escribió alguien a mediados de los setenta. «Chechu es el jugador que más se parece a mí», confesaba Panizo, el futbolista elegante cuando el fútbol era sudor y barro.
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