«Mira, ahí sale Rojo!», me avisó mi padre con entusiasmo la primera vez que me llevó a San Mamés, mientras me ayudaba a empinarme para que lo viera bien. Allí estábamos los dos de pie entre la afición apelotonada en la vieja grada central. Para los que nacimos el mismo año en que Txetxu debutó con el Athletic, el extremo zurdo fue una de
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