Valverde busca más luz en el juego ofensivo

Recordó Valverde tras el empate contra Osasuna, quizá como técnica personal de 'mindfulness', que la Liga es larga y que lo importante, más allá de coyunturas puntuales de distinto signo, es ser competitivos y llegar bien colocados al final del campeonato. Aunque podría haber puntualizado que, aparte de buena colocación, en el sprint final también es necesario evitar un choque frontal contra las vallas publicitarias, como por ejemplo el de la pasada temporada ante el Celta en San Mamés, el técnico del Athletic tenía razón. La clave es mantener el nivel competitivo y ser regulares hasta el 4 de junio, es decir, no caer en los pozos en los que este equipo ha caído sin remisión en los últimos años y le han acabado alejando de Europa.

Para conseguir este objetivo esencial, Valverde parece tener bastante claro el camino. El suyo va a ser, en buena medida, un trabajo psicológico. Se trata de que el equipo no llegue a deprimirse, rebosante de frustración, por lo mucho que le penaliza en tantos y tantos partidos su gran defecto: la falta de calidad en los remates y llegadas al área rival. Dicho de otro modo: se trata de lograr una mayor entereza colectiva, una fortaleza mental realmente sólida que prohíba distracciones y lamentos. La gran referencia serían esos grandes tenistas que son capaces de jugar el siguiente punto como si el anterior, bueno o malo, no hubiera existido.

El reto es complicado y obliga a cumplir varias obligaciones. La principal, probablemente, sea dejarse de ensoñaciones y aceptar deportivamente una realidad más que contrastada. ¿O no son ya incontables los partidos en los que el Athletic se deja puntos tras perdonar un montón de llegadas prometedoras y remates propicios? Quién no recuerda, por ejemplo, aquel clásico en el Bernabéu de hace dos temporadas cuando los rojiblancos llegaron a rematar 18 veces a la portería del Madrid pero sólo dos entre los tres palos. Esta temporada, sin ir más lejos, la derrota ante el Espanyol en San Mamés llegó después de una estadística casi calcada a la del lunes. Entonces fueron dos tiros a puerta de 17 intentos. Frente a Osasuna, tres de 17.

El problema, en fin, está perfectamente localizado. Y no sólo eso. Está más estudiado que la variante Najdorf de la Defensa siciliana. Valverde recordó el lunes la teoría básica. «En esos instantes hay que despejar la mente para pararse, pensar y tranquilizarse antes de decidir», dijo. Y añadió la necesaria puntualización. «Pero no hay que olvidar que eso es lo más difícil del fútbol». Nadie lo olvida, ciertamente, y menos en el Athletic, el equipo que menos rendimiento saca a sus ataques de toda la Liga. Lo cierto es que los rojiblancos son un caso curioso de intensidad, ambición y falta de puntería, de entrega volcánica e imprecisión irremediable. Hay datos que lo dicen todo a este respecto. Es el equipo que más fueras de juego comete, el que más dispara fuera o al poste, el segundo que más centra al área y el que más centros falla.

Más allá del 30 de junio

Esta es su naturaleza y no puede cambiarse. Pocos pueden hacerlo pero el Athletic, donde las opciones en el mercado son tan escasas y el filial vive una crisis tan galopante que se ha puesto a buscar refuerzos haciendo sonar una sirena de ambulancia, menos que nadie. Lo que puede hacerse en estos casos es adaptarse con inteligencia a las circunstancias y Valverde parece haberse remangado para ello. Y no sólo a corto plazo sino pensando más allá del próximo 30 de junio cuando termina su contrato.

Ayer trascendió que el Athletic tiene prácticamente atado para la próxima temporada el regreso de Iñigo Ruiz de Galarreta. La operación tiene su miga y ofrece una lectura muy interesante. Txingurri ha buscado desde su regreso aumentar la calidad con el balón en el centro del campo, de forma que el equipo cree más y mejores oportunidades de gol. Esta fue la razón por la que quiso el fichaje de Herrera, por la que ha dado una oportunidad a Zarraga y por la que comenzó la temporada jugando con un único medio centro defensivo y dos volantes ofensivos (entonces Muniain, ahora ya suplente, y Sancet).

Alarmante

Su apuesta ha provocado una mejoría. El Athletic suma 24 goles, 11 más de los que llevaba la pasada campaña tras 16 jornadas, y es el tercer equipo en goles después del Madrid y el Barça. Esta progresión, sin embargo, hay que mantenerla y no es fácil. Los rojiblancos, de hecho, pegaron ese subidón de goles en un arranque de Liga muy propicio que incluyó tres buenas tundas ante Cádiz. Elche y Almería en las que sumó la mitad de sus dianas. En los últimos nueve partidos, sin embargo, sólo han firmado ocho tantos; un dato alarmante. Lo suficiente como para que Valverde, pensando en el futuro, vea con buenos ojos la llegada de un jugón como Galarreta dado que el estado físico de Herrera da muy mala espina, Zarraga todavía está por eclosionar y el Athletic va a seguir necesitando talento en su medular para iluminar su juego ofensivo.

• Temas
• Oier Zarraga
• Athletic